No sabía si postear esto aquí o en el hilo de los restaurantes, pero como este último está más muerto que Dolce, será el Gastrochat quien se lleve el gato al agua.
Ayer por la noche fui a cenar con una amiga y el sitio elegido fue Ca Morzhi (los datos concretos como nombre y sitio exacto, se los preguntan a él MP). Movido por expes previas de otros foreros (sin saber yo en aquellas siquiera cómo se llamaba el sitio), haber conocido personalmente al forero recientemente y leído bastantes opiniones en la wec acerca del sitio, visitamos el local donde ejerce, en la zona de Atocha/Barrio de las Letras.
De primeras, lo que te evoca el restaurante es que lo has clavado si lo que pretendes es finalizar la noche bajándole las bragas a una envra. Que porsupu se puede ir con amigos, o algo de trabajo y similares, pero para mí el punto fuerte del sitio es el mojabraguismo. Local muy tranquilo, acogedor, silencioso, con la típica decoración en que se fijan las féminas, con vajilla de Limoges (o de ese estilo, al menos)... En mi caso, ella dijo "joder, qué sitio tan bonito". Y os aseguro que no es ninguna cursi. Empezamos bien. Pero no nos engañemos, la esencia de un restaurante es comer bien. Lo demás ayuda, pero la comanda es la que manda. Nos ofrecen bebidas y ella pide una Mahou (a mitad de la cena pidió otra) y yo una Brabante rubia de doble fermentación (cerveza que no se encuentra en muchos sitios, por cierto). Yo sé muy poco de cermezas (y menos aún desde que Perrino invade el hilo con CerexYNadaMoar

), pero leí no hace mucho que es una marca 100% española que curiosamente elabora sus cervezas en Bélgica (Flandes, concretamente) y blao y, lógicamente, aproveché la ocasión para hacer uso de esa info y tirarme el pisto, quedando chupis. Sí, retener (involuntariamente, en mi caso) ese tipo de datos absurdos a veces tiene utilidad. Por cierto, ella probó de mi Brabante y le gustó.
Al turrón. Nos traen las cartas y la miro por curiosidad, pero llevaba muy claras las directrices que me había dado el chef. Hubo una ligera variación (ella es tiquismiquis), nada grave.
Pedimos ensalada de pollo crujiente con manzana granny y vinagreta de bourbon, alcachofas (maceradas) con crujiente de ibérico en polvo, carrilleras de ternera con shiitake, tataki de atún con salsa de jenjibre y helado de wasabi y por último dos postres que ya comentaré. Nos van trayendo los platos sucesivamente y resulta difícil cual es mejor. Visualmente ya resultan apetecibles pero lo más importante, para mí al menos y sin descuidar lo anterior, sigue siendo el sabor.
Las alcachofas es uno de esos platos que, si bien no me disgustan, no tengo costumbre de comer en casa ni pedir por ahí. Pues me hubiera perdido algo realmente bueno. Ración abundante (sólo sirven los corazones, claro) y sabor notable. Como extrapoint, mi acompañante evoca con cierta emoción que eran el plato preferido de su difunto padre (no, no es coña) y elogia con vehesmencia las elaboradas por Morzhis. Vamos, que ni planeado me sale asina.
Estupenda la ensalada. El contraste del dulzor de la vinagreta con la acidez de la granny y todo ello con el crujiente del pollo es un triunfo. Muy buena.
Pero para mí, sin duda, lo mejor viene a partir de aquí. Tanto las carrilleras como el tataki estaban cojonudos. Las primeras estaban elaboradas con una salsa que, combinadas con las setas, eran un must. me hubieran puesto 10 veces más cantidad y me la hubiera comido. La ración no es escasa, pero si pones un ladrillaco de carrilleras le quita mucha gracia. Yo hubiera puesto algo más, pero es que yo tengo bastante saque. Para una persona normal, resulta suficiente. Además, quedaba el tataki y los postres. Mi partenaire es bastante conservadora en cuanto a la comida. No suele arriesgar demasiado (nada) si bien es cierto que desde que me frecuenta se va animando bastante más. A priori, el tataki de atún es uno de esos platos que no hubiera apostado a que ella pediría en ningún sitio, pero lo hice yo animado por las recomendaciones del compañero foril cocinero. Pues creo que probé dos o tres trocitos. Los demás se los zampó la doña. Encantada estaba la jodía.
De postre, pedimos tarta de queso (es un must cada vez que como/ceno fuera) y tarta de chocolate (tres chocolates? Halluda, Morzhis). Si bien, y a fuer de ser 100% sincero, no es la mejor tarta de queso que he probado en mi vida porque la pido en todos sitios (España y fuera) y el listón está muy muy alto, sí digo que estaba cojonuda. Y la de choco, tres cuartos de lo mismo. Altamente recomendables ambas. True. Como cortesía de la casa, nos sirvieron dos Pedro Ximénez. Apunte respecto a esto último: sirviendo a mi amiga la botella se acabó y trajeron una nueva, retirándole la copa a medio escanciar y poniéndola otra limpia con nuevo llenado, por aquello de no mezclar en una misma copa el contenido de dos botellas distintas aun cuando el producto teóricamente es el mismo. Puede parecer una gilipollez (seguramente lo es), pero yo me fijo en esas cosas. Fue un buen detalle que no he visto en muchos sitios.
Con respecto al precio será un poco menos explícito, pero sí digo que tiene buena relación calidad-precio, que no es en absoluto caro (y muchos menos siendo Madrid), y que sale por un importe similar al de muchos italianos franquiciados y similares siendo la calidad de Ca Morzhi mucho mejor en lo gastronómico y lo extra-gastronómico.
En resumen: un must. Y no es por ser bienqueda, resulta absolutamente recomendable. Por la cocina, por el ambiente, por el precio y porque es forero. Y qué cojones, porque es un tipo que salió de su pueblo para buscarse las habichuelas a tomar por culo, que se lo está currando pero bien y que, por lo poco que lo conozco, parece buena gente.