Ya decía yo que estaba el General muy calladito... está banning.
He hablado mucho estos meses sobre la diferencia de sensaciones, de conceptos, cuando se usa la ebike y la bici MTB normal. Ayer de nuevo enésima demostración al respecto que paso a comentarles a sus excelencias.
Me fui a Segovia a una carrera de unos 70 km y +1500, no demasiado técnica pero oye, con su aquel. La idea era pegarme un incencido en toda regla, meterle un buen meneo al cuerpo y probar el motor a muerte a ver cómo está. Tenía clarinete que iba a petar, lo que no sabía es en qué km.
Yo siempre hago las carreras yendo de menos a más, al ser diesel salir como un descerebrado es como pegarme un tiro en la cabeza, pero como aquí se trataba de eso, de pegárselo, pues hala, consciente de que luego iba a penar para terminar.
Y luego claro, te da por reflexionar por la cultura del esfuerzo, la épica del sabor a sangre en la boca y tal. Yo tengo claro que si me he trazado unos objetivos este año tengo que entrenar de una determinada forma que incluye días como este, me mentalizo y punto. Pero también cada vez más tengo la sensación de que me apetece sufrir menos, que voy a hacia un punto en la bici donde sólo me apetece salir a disfrutar y punto.
Y eso, amigos, esa amplia perspectiva basada en probar cosas diferentes, me la ha dado la ebike. Y luego ya, con esos ingredientes, cada uno elegirá lo que le de la gana. Igual dentro de X tiempo me apetece hacer como en 2016, afinar a lo bestia e intentar ir a lo pro dentro de mi globerismo, pero poco probable lo veo.
En cuanto a la carrera en sí, pasadísimo de vueltas durante 50 km pero a buen nivel, físicamente de fuerza aún no estoy para tirar cohetes pero sin embargo bajando me doy cuenta que he logrado un nivel superior a la media. Pero claro, la musculatura dijo que hasta aquí en el km 50 y pico. Calambrazo en el cuádriceps derecho, seguido del izquierdo, seguido de la petada también de los isquiotibiales. Y en un momento dado, todos a la vez, o sea, la triada muscular del ciclista, que si te pones de pie se te acalambran los cuádriceps y si te agachas se te acalambran los isquios. Divertidísimo, oiga. Prácticamente todos los repechos de los últimos km los subí andando, y en cuanto pillaba algo de terreno rodador, molinillo y cadencia para intentar relajar algo.
Anecdotón, llegué a meta tan cocido que no me acordaba dónde coño había aparcado el motorhome, di un par de vueltas hasta que la sangre me volvió a regar el cerebro y dije "ah, ya".
Y por la tarde, algo más de una hora y pico tumbado en el sofá de casa mirando un punto fijo en la cortina.