vincenzolaguardia
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Aquí os pongo un artículo de Luis Ventoso que refleja perfectamente la situación del equipo herculino....
Asistir en Riazor a un partido del pelo del Dépor-Osasuna provoca suaves oleadas de morriña. El prado donde Bebeto ofrecía sus recitales se resigna ahora a los voluntariosos caracoleos del honrado Munitis. La cancha en la que asombró el mejor Rivaldo asiste a intentos de milagro imposible, como sacar a un centrocampista del Fabril (Tercera División) y pretender que supla a Valerón.
Allá donde Fran colocaba siete asistencias de gol por partido se revuelve un chaval fogoso venido de Las Palmas (Segunda División). El único faro arriba es Tristán y el respetable añora al implacable Maakay o al genial anarquista Djalminha. Sobrevolándolo todo, un vacío inmenso llamado Mauro Silva.
Caparrós es laborioso y solvente. Pero lo serio es reconocer que su plantilla está lejísimos de las que manejaron Arsenio e Irureta. Faltan los artistas que nos endulzaron unos años tan felices en la cancha como irreales en los despachos. Se acabó el cava. Llega la resaca: ahorro forzoso.
Los futbolistas de élite (y los Milovanovic, los Abreu, los Manteca...) dejaron una insufrible losa económica, que tapona el futuro a los nuevos gestores que habrán de salvar al club. Pero por ahora, incluso con el bolsillo pelado, se sigue invirtiendo con alegría: los dos flamantes refuerzos ya calientan banquillo.
Este año toca encomendarse al músculo. Y toca también revisar viejas consignas, como aquella tan repetida e incumplida que decía «este es un club comprador, jamás vendedor». ¿Consuelo? A ver qué sale del sudor... o repasar los vídeos de Bebeto «y que nos quiten lo bailado». El problema es que los bancos no entienden de pasiones y siguen pasando los plazos de aquel baile.
Vendrán tiempos mejores. El Dépor es un sentimiento hondo y algún día aparecerá un gestor sólido. Es decir: un dirigente mesurado, que no cargue a terceros con sus problemas y sea capaz de conjugar goles y cuentas. Entre tanto, paciencia, forza Dépor, y a confiar en el buen sentido común de Caparrós.
LUÍS VENTOSO
www.lavozdegaliciae.es
Asistir en Riazor a un partido del pelo del Dépor-Osasuna provoca suaves oleadas de morriña. El prado donde Bebeto ofrecía sus recitales se resigna ahora a los voluntariosos caracoleos del honrado Munitis. La cancha en la que asombró el mejor Rivaldo asiste a intentos de milagro imposible, como sacar a un centrocampista del Fabril (Tercera División) y pretender que supla a Valerón.
Allá donde Fran colocaba siete asistencias de gol por partido se revuelve un chaval fogoso venido de Las Palmas (Segunda División). El único faro arriba es Tristán y el respetable añora al implacable Maakay o al genial anarquista Djalminha. Sobrevolándolo todo, un vacío inmenso llamado Mauro Silva.
Caparrós es laborioso y solvente. Pero lo serio es reconocer que su plantilla está lejísimos de las que manejaron Arsenio e Irureta. Faltan los artistas que nos endulzaron unos años tan felices en la cancha como irreales en los despachos. Se acabó el cava. Llega la resaca: ahorro forzoso.
Los futbolistas de élite (y los Milovanovic, los Abreu, los Manteca...) dejaron una insufrible losa económica, que tapona el futuro a los nuevos gestores que habrán de salvar al club. Pero por ahora, incluso con el bolsillo pelado, se sigue invirtiendo con alegría: los dos flamantes refuerzos ya calientan banquillo.
Este año toca encomendarse al músculo. Y toca también revisar viejas consignas, como aquella tan repetida e incumplida que decía «este es un club comprador, jamás vendedor». ¿Consuelo? A ver qué sale del sudor... o repasar los vídeos de Bebeto «y que nos quiten lo bailado». El problema es que los bancos no entienden de pasiones y siguen pasando los plazos de aquel baile.
Vendrán tiempos mejores. El Dépor es un sentimiento hondo y algún día aparecerá un gestor sólido. Es decir: un dirigente mesurado, que no cargue a terceros con sus problemas y sea capaz de conjugar goles y cuentas. Entre tanto, paciencia, forza Dépor, y a confiar en el buen sentido común de Caparrós.
LUÍS VENTOSO
www.lavozdegaliciae.es