...que por fin se recuperó de la conmoción, posó una de sus gruesas y recias manos sobre el hombro de su retoño, y le respondió con pesadumbre:
- "hijo mio, engendro muciforme, que decepción la mia contigo.. ¡no eres más que un eunuco de feria, cantando vomitivas melodías a quinceañeras con los conductos neuronales taponados de acné ¿dónde esta tu decoro? ¿Qué hay de mis ambiciones puestas en ti? Sabes que yo deseaba que fueras neurólogo, paleontólogo, trilero, proctólogo, predicador, doble de actor porno en las escenas comprometidas...pero, ¿acabar como aborto de cantantucho?"
Tomasín asentía con austeridad, los discursos de su papá lo aburrían sobremanera, y los primeros bostezos brotaron sin encontrar apenas resistencia. El hedor de su halitosis -todo un ecosistema de bichejos infectos anidaban su boca- irrumpió y aturdió por unos segundos a Torbe, pero continuó con su tedioso sermón:
- "...Hijo mio, he de reconocer que de pequeño te mostraste proclive a la expresión artística, como aquellos ensayos sobre las posibilidades del dibujo en la arena mediante el glande...un asunto obnoxio y vicioso sin duda, pero de mayor valor y elegancia que ser triunfito...¿Dónde esta tu respeto por nuestro linaje, orgulloso de cinco generaciones de hetairismo malsano? ¿Qué... "
- "¡¡¡¡¡¡¡Snniiffffffff!!!!.."
Un fuerte sonido de aspiración lo interrumpió. Torbe y su vástago se giraron, y descubrieron que allí estaba el mismísimo Pocholo, haciendo una carrera de cien metros raya sobre el marmolado del baño con King Afrika, ahora blanco del esfuerzo necesario para expulsar un gigantesco truño de dimensiones ciclópeas, que se agitaba desesperado en el retrete y ahora maldecía: ...