Sois mágicos, hacedores de milagros, vivificantes, salutiferos, los sanadores de mi doliente belleza y de mi suerte destruída. Sois el latido que enardece mi corazón, el pulso que hace vibrar mis venas, el altar donde postrarse a pedir y ser agraciados con dones y respuestas. La rueda de la fortuna ha girado en mi favor gracias a vuestra dadivosa voluntad. Pedi consejo y ayuda y ha ocurrido sin duda por la generosida de vuestras oraciones.
Se llama Dayana Giselle, 47 años, panameña, sin residencia legal, sin empleo conocidoy sin esperanzas de tener ni una cosa ni otra. Papeles nada más, un oficio en el figurar, una excusa con la que sobrevivir, ¿que importa la burocracia y la legislación frente a un pecho que ha nacido para el amor, frente a una cabeza coronada de lirios y amapolas? Ella me ama y yo la amo y la vida coincide y toma sentido en un sentido amplio de la existencia. Amor y tan sólo amor y años por delante para embenernos en el extasis y la conmoción.
Es especial, es diferente, es un giro inesperado, es sorprendete y misteriosa. Gasta mucho en maquillaje y en afeites, en rasurados faciales y pañuelos para enjoyarse la garganta y nada en compresas y anticonceptivos. Imagino que adora la reproducción y la naturalidad. Es tímida, recelosa, coqueta y siempre me da la espalda y nunca se quita el tanga. Es exclusivamente anal y su clítoris es hiperbólico, desmesurado, agresivo.
Todo me confunde menos el amor que siento por ella y la felicidad que me narcotiza, me vuelve extático y desmesurado. A veces es tanto el deseo, tan desaforado el placer que entro en una especie de trance, de delirio que me hace perder la consciencia y de la que tardo horas en recuperarme. Al hacerlo, es extraño y doloroso, porque despierto en posturas extrañas, con hemorragias anales cuya causa no recuerdo y que tan sólo puedo explicar por algun sorpresivo brote de hemorroides. Nunca habia sentido algo asi, jamas imagine convertir el amor en algo paranormal que fuera más alla de lo físico, más alla de la carnalidad más degradante y animal para alcanzar un etereo infinito.