folla-zorras rebuznó:
no escuche la radio anoche y me gustaría que me contaras un poco de que va exactamente lo que estás contando, un poco más concreto si puede ser.
Lo del Larguero con el doping ha sido un despropósito desde el comienzo.
Cuando se podía tapar la mierda, la tapaban como fuera. De esa época, hace cuatro o cinco años estoy hablando, todo el que hablara de doping se iba al ostracismo.
Cuando se murió Pantani, el Chava, etc, y la situación era insostenible, el dopaje pasó a ser un problema de la ostia. Pero nunca tratado desde el punto de vista "todo dios se dopa", sino desde el punto de vista "los corredores, pobrecicos míos, están perseguidos" y "quieren acabar con el ciclismo". Lo llamaremos Teoría de la Conspiración.
Bajo ese punto de vista, cada caso de dopaje no es más que otra muestra de que "ellos" quieren acabar con el ciclismo.
Independientemente de lo que piensen o dejen de pensar en la Ser, el problema es que José Ramón de la Morena es un tipo desquiciado que no acepta, ya no opiniones contrarias, sino que nadie hable cuando a él le apetece darle a la lengua.
Esto fue lo que sucedió ayer: el presentador sustituto, Joseba Larrañaga, llevaba el programa muy amablemente, rollo tranqui, preguntando a unos y otros por lo de Rassmusen, aportando opiniones... de tertulia, vaya. En el momento en el que entra por teléfono el puto Joserra, se pone a gritarle a todo el mundo. Gritando como los mongolos, por gilipolleces, que si uno dice que el Tour y el Rabobank se han puesto de acuerdo para echar a Rassmusen, y Joserra le pregunta todo agresivo "¿estabas tú allí o qué?" Le responde que eso no era posible, porque ha sido una conversación por teléfono, pero que lo pueden asegurar como periodistas, y Joserra se empeña en no creer a sus propios colaboradores.
Esto es como si en Salsa Rosa entra María Patiño diciendo que tiene la exclusiva de un nuevo novio de Ana Obregón, y el presentador le dice que no es creíble, porque él cree que Ana Obregón es lesbiana. Es una falta de respeto total a la peña que lleva tu programa. Lo que pasa es que Joserra cree que el Larguero es suyo en un 80%, y para los colaboradores el resto. Me recuerda a cierto personaje...
A mí me ha dado la impresión, que tengo desde hace años, de que a Joserra le caen mal todos los que le rodean, es el típico amargado al que sólo aguanta su amigo retard (Manolete, esa cuota de minusválidos). De hecho, los colaboradores de El Larguero han bajado la ostia de nivel de hace cinco años para aquí. El último en abandonar el barco ha sido Segurola. Y a Relaño, que es el último tío que queda con criterio por allí, se le ve cada vez con menos ganas de pelear.