Como en el Bernabéu nunca pasa nada hay que estar toda la vida recordando un incidente chorra y sin importancia para intentar equipararlo al estadio en donde de manera habitual desde la transición, el nacionalismo fanático y kale borrokero, se dedica a romper las lunas del autocar del Madrid, a continuación, año tras año, el método que tenían para ganar al Madrid era impedir que este sacara de esquina tirándoles toda clase de objetos, método que alcanzó su cénit con el caso Figo. También el de impedir que corrieran la banda (caso Roberto Carlos).
Declaraciones como: "Entre todos ganaremos al Madrid". Luego veías el partido y te dabas cuenta que en el "todos" se incluía al árbitro. Normal, en un ambiente de kale borroka y gobernando el catalanismo desde 1975, lo normal es que el árbitro sea obediente y servil, pitando las faltas a favor del mimso "árbitro, pita para nosotros también": dijo Figo), o expulsando a un defensa cuando las cosas se ponían feas.
Más aún, lo de Reina fue el cabreo incontenible de un aficionado ante la impunidad de los otros año tras año. Demasiado poco pasó.