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Como de costumbre, de puta pena.Misógino Empedernido rebuznó:Ahora voy jugar a ser usted, imitaré sus formas: [...] ¿Qué tal lo he hecho?
Repetiré lo mismo de siempre aunque llegados a este punto podría limitarme a copypastear todo lo que ya he dicho anteriormente. La pelota en el tejado y tal.Misógino Empedernido rebuznó:es usted un fanático que destaca en una sola cosa en su vida de fracasado y pretende que la valoración de una persona se rija por ése único parámetro para no sentir que es usted un fracasado en todo lo demás.
Cualquiera que sea deportista es un fanático, porque esta es la única manera de progresar en un deporte. Si uno se limita a cumplir 45 minutos cada dos días para pasar el rato no es un deportista, es un tío sano que incorpora actividades deportivas a su vida, un tío que hace ejercicio regularmente como recomiendan los médicos, pero no es para nada un deportista. Lo que diferencia a un deportista de alguien que no lo es es precisamente esta capacidad de querer triunfar en el deporte, y no necesariamente por vanidad porque muchos deportes -como los que nos ocupan- se basan en la competición contra uno mismo, en llegar a ser lo mejor que se puede ser. Usted no lo entiende porque es incapaz de superarse, almenos en ese aspecto, porque tal y como ya ha reconocido es demasiado autoindulgente consigo mismo. En lo demás ya no lo sé porque no le conozco y tampoco se debate sobre eso, aunque sí que le diré que la capacidad de superación que se gana en un gimnasio se puede aplicar en todas las demás facetas de la vida.
Eso del fracaso en todas las demás facetas de mi vida lo dejaremos al aire. Digamos que es un ejercicio de proyección mental que usted necesita hacer con todo este hilo entero para sentir que almenos nos supera en algo. No hacerlo supondría una profunda catarsis en alguien tan leído y docto como usted.
Decir eso es tan absurdo como argumentar que un tío que no termina una maratón es una mala persona, un hijo de puta y un débil mental. Aquí lo único acojonante son las pajas mentales que se hace usted. Estamos hablando de rendimiento deportivo, de la capacidad de superación y de levantar cargas pesadas. No veo la relación con los juicios morales que usted supone que hago. Lo que sí que le diré es que la fortaleza psíquica juega un papel muy importante en este deporte, casi más que la física, otra cosa es que se imagine que unos tíos de más de 90 kilos por fuerza tienen que ser unos mastuerzos planimentales incapaces de razonar.Misógino Empedernido rebuznó:Pretende que levantar un kilo más o menos marca la frontera entre la bondad o maldad de una persona e incluso nos quiere hacer creer que todo es fuerza mental. Que los de su estirpe destacan por su capacidad mental. Acojonante.
![arnold-schwarzenegger-training.jpg](https://4.bp.blogspot.com/_rzmuGWn6Oyk/TBOdsMi-paI/AAAAAAAABxE/q5bow840MgM/s1600/arnold-schwarzenegger-training.jpg)
Gran parte del culturismo de la vieja escuela tiene unas raíces filosóficas mucho más profundas de lo que es capaz de concebir, incluso casi al mismo nivel que la sinergia entre las artes marciales y las disciplinas de pensamiento orientalista. La misma punta de lanza de todo esto, Arnold, se graduó cum laude en económicas mientras preparaba su asalto definitivo al Mr Olympia. Raro en un armario empotrado que se supone que no sabe ni hablar, pero como tampoco le interesa nada de eso, para qué molestarse en investigarlo.
Sí. El hecho de haber conocido centenares de preplayas, culturistas, powerlifters y halterófilos durante todos mis años de andadura en este deporte seguro que no ha bastado. Hasta que no he encontrado este hilo no me he sentido arropado por seres de mi condición y no me he atrevido a hablar de lo mío con nadie. Suerte que internec me ha brindado esta maravillosa oportunidac, por fin me siento hermanado con alguien y siento que Dios existe.Misógino Empedernido rebuznó:Ha encontrado aquí una cueva de seres que le dan la razón y se han convertido en una secta que se dedica a lamerse el lomo y competir por comer más huevos cocidos o presumir de que han disparado los niveles de ácido láctico o han hecho mil repeticiones hasta caer desmayados.
*Las series de altas repeticiones no son adecuadas para potenciar la hipertrofia y mucho menos el volumen muscular, sino la definición. Caer desmayado con veinte únicas repeticiones totales repartidas en cuatro series es mucho más impresionante, brutal y ejemplificador de por qué usted sería incapaz de hacer algo así: no tendría la fuerza de voluntad suficiente como para darlo todo en un esfuerzo tan intenso y bestia, se autoengañaría poniendo menos kilaje y al llegar a la quinta repetición de cada serie sentiría que va sobrado, que puede hacer cinco más. Llegar a la quinta sin aire y con los músculos constreñidos, creyendo que la barra va a aplastarte, que si una mosca se posara en ella no habría cojones a levantarla, es lo que distingue a un hijo de los hierros verdadero como nosotros.
Este comentario podría citarlo palabra por palabra el autor del documental Bigger, Faster, Stronger, sobre el uso de los esteroides, que pienso colgar aquí. El tío es un consumidor esporádico de anabolizantes y tiene un par de hermanos powerlifters, y hace la misma reflexión que ustec al conocer a un culturista Old School que entrena en el Gold's Gym. Cágame en el pecho, por favor..Misógino Empedernido rebuznó:En cuanto alguien no le da la razón siente pánico, no vaya a ser que la única cosa que sabe hacer bien en la vida sea una estupidez y se dé cuenta de que su mísera vida es patética e infructuosa, que la ha dedicado a una memez y que todo el sufrimiento que ha acumulado no sirve para absolutamente nada. Salvo para hacer que los granjeros avícolas se ganen la vida.
Levanté mi primera mancuerna a los 16 años, al principio como complemento de mi entreno de artes marciales, tiempo después comprendí que los hierros eran lo mío. He entrenado sábados y domingos, en días lluviosos, en días de Navidad y Fin de Año. He sufrido el rechazo de conocidos y desconocidos, he dejado más de una relación por culpa de ello, y me la trae bastante floja. Intentar convencerme de que el que alguien no me dé la razón me pueda importar algo es bastante pretencioso por su parte.