Lo de pajilleros fue mio. Corría el año 2009, yo era un novato por el Putas que disfrutaba de la compañía de señores con la misma afición. El poder hablar con las putas era un aliciente ya que muchas de ellas tienen conversaciones muy interesantes. Intentaba integrarme en ese selecto club cuando de buenas a primeras se nos vino encima un trolleo del General. Unos soberbios y descarados invasores nos insultaba y trataban, sin éxito, de ridiculizar. Nos llamaban puteros en plan despectivo, algo demencial.
Enfurecí por aquella profanación y comencé a insultar con todo mi arsenal, eran inmunes, nada les alteraba. No éramos capaces de doblegar el intenso trolleo y cada vez quedábamos menos combatientes al pie de los hilos replicando el masuneo a discreción con el que nos ametrallaban.
Poco a poco vi cómo iban cayendo mis compañeros, humillados por una feroz jauría de hienas que les despellejaban sin piedad. Entonces comprendí que era imposible razonar con el enemigo ya que estaban fuertemente aleccionados y probablemente hasta el culo de anfetas. Decidí hacer piña con los pocos foreros que quedaban logueados de forma habitual y juntos hacerles al enemigo el mayor de los desprecios, el no aprecio.
Aquello funcionó y poco a poco íbamos ganando hilos perdidos, necesitábamos un calificativo que calase entre la forisma para designar a los bárbaros invasores y empecé a tildarlos de pajilleros, se me ocurrió sin pensarlo, me salió de dentro. Entendiendo que para un putero es mejor pagar por follar que ser un eterno onanista anclado en la fase sexual de la pubertad.
Por fin se le había dado nombre al enemigo y podíamos mirarlos por encima del hombro. Se les empezó a despreciar por su cualidad de pajilleros, ya no eran dignos ni de ser considerados como iguales por los puteros, que somos unas personas mucho más desarrolladas en el plano sexual y en las relación con las mujeres.
A nadie se le escapa que la semántica es crucial a la hora de crear ideas, sin esa palabra mágica que sirva de detonante para que un nuevo concepto cale entre la borregada no hay nada que hacer. Las palabras atraviesan el esponjoso cerebro de la gente sin impregnarlo, se necesita dar consistencia a las palabras y pronunciarlas en el momento adecuando, cuando la chusma está receptiva y se sabe que sus atrofiadas mentes están preparadas para entender en su plenitud el concepto que la palabra lleva adherido.
Otro día os cuento como hice para poner de moda lo de "forero algodón de azúcar" para calificar a los que pululan por el Putas con un estilo de masuneo excesivamente empalagoso. Estilo que está en contraposición del PLstyle pero que se diferencia en pequeños matices del estilo baboseo. Otro día.