Periodismo. Te vas a pegar unas fiestas de la rehostia hasta pasados los 50, pues la mayoría somos gentuza.
Lo mejor es cuando estás en primero de carrera y empiezas a ver que sabes escribir, ver cine y los colores primarios y secundarios. Decides entonces pasar de todas las asignaturas (que exclusivamente van sobre esas tres cosas), lo apruebas sin hacer nada y te vuelves un alcohólico.
Pasa lo mismo durante los dos años siguientes, en los que engordas 20 kilos gracias a la cerveza de después de las clases a las que no has ido, y los cubatas y dronjas de los jueves, viernes y sábados.
Ese verano haces prácticas y te intentas formalizar, pero los del sitio al que vas son aún más desgraciados que tú, y te enseñan un bar donde los miércoles de madrugada se juntan ABSOLUTAMENTE TODOS los periodistas que ves cada día en las ruedas de prensa, y se ponen de alcohol y coca hasta las trancas.
Vuelves a la carrera totalmente desmotivado al ver que el curro es una mierda, explotación infernal, condiciones deleznables y gente hasta los huevos de su puesto. Te sacas la carrera en un estado de embriaguez contínuo, con unas notas muchísimo mejores que las de cualquier estudiante de ciencias puras que se machaca 5 meses al año en la biblioteca, y con una úlcera en el estómago que tendrás de por vida.
Y llegas a un medio y de primeras intentas ser formal. No sales los dos primeros fines de semana hasta que recibes tu primer sueldo. Entonces bebes más y más. Entras al trabajo muchos días tarde y, por tanto, sales varias noches. Y te conviertes en gentuza. Gentuza periodista. Con más o menos ética profesional, pero lo eres.
Eso sí. Al día siguiente, debes ir al acto de prensa perfectamente acicalado, preguntar para quedar bien y despedirte de los mismos con los que te emborrachaste y de la zorra que te quería invitar a un cubata a las 6 de la mañana, con un "buenos días". Por formas que no quede.
¿En esa facultad donde estudió y en ese medio donde trabaja también funcionan así las cosas?