Tengo bastantes historias sobre la droja por dos motivos. El primero es que crecí en una ciudad del extraradio de Barcelona donde había más droga que ratas, y el segundo es que 5 de mis primos eran yonquis (2 han fallecido, uno está a punto ya, uno salió y la otra se sigue enfarlopando y sigue buscando paguita).
No sé si algunas de estas historias las conté ya, me suena que alguna sí, en cualquier caso empiezo por la que tiene más lol, titulada "Mi primo endrogado y mi nueva novia".
Yo llevaba poco tiempo con una chica (que a día de hoy es mi señora). Ella venía y viene de una familia acomodada, aunque su padre sea un puto desgraciado maltratador psicológico. Era y es una chica que valía la pena. La gente me veía (y me ve) por la calle y se pregunta qué hace ella conmigo
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Llevábamos 3 semanas saliendo, y quería hacer las cosas bien. Por primera vez iba a restaurantes y a pasear por la orilla del mar en lugar de buscar perras para follarlas en cementerios o descampados llenos de preservativos. Las conversaciones versaban sobre literatura, cine, sueños y proyectos. Ella venía con su abrigo largo, sus medias y sus zapatos de tacón de no-puta. Yo iba como podía, intentando no parecer un príncipe gitano, eran otros tiempos.
Caminábamos lentamente, absorbiendo cada momento. Las mariposas, el sudor y los nervios se impregnaban en estómago, manos y penis... cuando de repente... el horror.
- "Primo, primo, qué pasa nen".
- Estoooooo... hola Pedro, qué haces aquí...
No era una pregunta, era un reproche, una súplica y un lamento. Mi primo Pedro venía con un mono de la puta hostia, tenía sangre en la camisa no se de qué y el pelo empapado. Era invierno e iba en ropa hawaiana de verano. Uniforme yonqui, you know. Miraba a intervalos a mi primo y a ella... que cada vez se alejaba más de forma despavorida, es como si hubiera visto una aparición mariana pero como si la santa estuviera boca abajo. Joder, que te aparezca una aparición mariana es la polla, pero que aparezca boca abajo ya es más raro, es el puto fatality de las marianadas.
Mi primo empezó a pedir dinero, que me lo devolvía mañana, le dije que se largara ahora mismo, y me preguntó si le iba a presentar a la chavala... pues mira, no. Luego me empezó a preguntar por los otros primos yonquis, como si fuera un club de caballeros exclusivo, si sabía cómo estaban y si aún seguían vivos
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. Qué si la sociedad, que si la vida, que si no hay trabajo... vamos, las excusas yonquis de toda la puta vida. Pero le hablaba a ella también, como si la conociera de toda la vida.
Al final lo largué y fuimos para el lado contrario. Se hizo el silencio. Estaba horrorizada y había pasado miedo. Le expliqué lo que había en mi familia y me miró asustada. Para ella la familia era un apoyo, algo importante. Para mí no era nada por diferentes motivos. Le expliqué lo que había, y que no se asustara, que siempre iba bien conocer gente chunga... no sé si la convencí... y que no tenía relación con esta gente más que para alguna fiesta de guardar.
Pero esa situación dio pie al siguiente capítulo, el horror más absoluto: LA BODA DEL PRIMOH...