Sacamantecas
Forero del todo a cien
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- 8 Mar 2007
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ADVERTENCIA: ladrillo incoming, si no lo quieres leer no hace falta que escribas posts mierdosos acerca de tu actitud reticente.
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LA HISTORIETA DE RENFE
Esto recordará a quel hilo de hace unas semanas que hablaba de mujeres policías, y también al otro de la incompetencia española, pero como no encajaba muy bien en ninguno aquí tienen la historia:
1) El taquillero
Tengo mi billete de tren y me dispongo a salir de casa de una amiga asín como hora y media antes (porque soy muy lento y no me gusta andar con prisas), total que después de pillar el metro y eso llego a Atocha con una hora de adelanto. Si habéis ido por allí sabréis que para pasar donde salen los trenes hace falta cruzar unas cosas tal que asín:
(Pongo la foto porque no sé cómo se llaman)
Bueno, pues en teoría tú le enseñas el billete de tren al taquillero de allí y él te deja pasar sin más dilación. Eso es lo que me había courrido hasta ahora, pero tuve la mala suerte de encontrarme a un señor que se parecía a:
No podía cerrar la boca, estaba alelado y parecía sufrir algún tipo de deficiencia mental. Yo tenía que esperar una horilla y en la sala en que estaba no hay asientos, pero en la de espera de los trenes sí, por eso quería pasar ya, y le pregunté al señor:
-Perdona, tengo billete, si quiere se lo enseño, ¿me deja pasar?
-No, no se puede pasar hasta las 12 (tenía que esperar 50 minutos, vamos)
-Ya, pero es que siempre me han dejado pasar y por aquí no hay asientos.
-Bueno, pues váyase a la entrada de la estación que allí hay, por aquí no se puede pasar.
(Yo ya me empiezo a cabrear, porque siempre he pasado y además me toca los huevos que me digan "no se puede" cuando se refieren a "no te dejo", la impersonalización para suavizar una prohibición hace que me entren ganas de matar)
-Será que a vd. no le sale de los huevos que pase, porque sus otros compañeros siempre me han dejado.
-¿Cómo? (Al señor le cambia la cara)
-Que no le sale de los huevos que pase.
-Venga, anda, váyase de aquí (Más subido de tono y cabreado)
Al haber otro señor esperando para decirle no-sé-qué y yo ser muy solidario con quien no me ha hecho nada malo, me fui, diciendo para despedirme:
-Corre, hijodeputa, que la mujer te pone los cuernos
A lo que él reaccionó bajando la cabeza, como dándome la razón.
2) La entrada de Atocha
Tal y como me había aconsejado el hombre, me dirijo a la entrada de Atocha, donde están los famosos jardincitos:
Allí, como sabréis los que habéis ido, hay un montón de agüelos que se reúnen entre el verdor de los jardines pa charlar y ocupar sitio. Me doy una vuelta por allí y no queda asiento alguno, salvo una hilera de bancos ENTERA con una cadena delante (que ni zorra de para qué servía, pero no había ningún impedimento visible, eran bancos como cualquier otro)
Me siento, saco el bocata, y a los dos minutos llega:
Reconstrucción fotográfica pasada de moda para no poner cachondo a nadie
O sea, una guarra vieja amargada que además era agente de seguridad, o como se diga. Me dice (con mala leche y sarna):
-Perdone, ahí no se puede sentar.
-Sí, sí que puedo, míreme.
-No, pero es que está la cadena.
Yo, dispuesto al razonamiento siempre, le dije:
-¿Y por qué está la cadena, si estos son bancos como cualquier otro?
(Respuesta: como me dijeron luego, la cadena se pone cuando van a regar el jardín, tal y como habían hecho, pero el riego ya se había acabado -yo me aseguré antes de sentarme- ergo la cadena la deberían haber quitado y era negligencia de Atocha, no mía)
-No tengo por qué decírtelo. Vete de aquí por las buenas o por las malas.
-Estoy esperando a mi tren, ¿dónde puedo ir?
La señora, con un par de huevos, me indica que vaya donde salen los trenes (que es lo que yo esperaba), así que le digo que me acaban de prohibir el acceso allí y me contesta:
-Me da igual
Yo me quedo mirándola flipado y ella se empieza a hacer una coleta con cara de dura. Se parecía un poco a ésta pero con cara de no haber follado en años, y coleta:
Total, que después de hacerse la coleta me mira, y al ver que no me voy, se pone chula y coge -evidentemente- el walkie-talkie (o como se escriba) y llama a su hamijo.
-Ya verás ahora.
A lo que yo respondo:
-Te pones muy chula cuando dices eso, ¿eh? ¿En la cama eres igual?
Pero no obtengo respuesta porque la señora ésa estaba más amargada que los padres de Yeremi.
A los pocos segundos viene, casi corriendo, su amigo el otro guardia, pero modelo retaco que parecía un chiste o un actor porno de esos enanos:
Como tenía que hacerse el chulo delante de la mujer, y tras pedirme que me fuera, me coge del brazo e intenta hacerme levantar. No obstante ya estaba preparado para esto, y otra cosa no, pero agarrarme a las barandillas (en este caso hacían de respaldo del asiento) se me da de puta madre. El enano gilipollas tira con todas su fuerzas, pero yo tenía el brazo pasado por la barandilla. Su hamija (que acompañada pierde el miedo, por lo visto) le intenta ayudar. De la fuerza que estaba haciendo pa que no me levantaran temía que se me fuera a escapar algún pedo, pero el caso es que tras unos segundos desistieron, y llamaron a un tercer compañero. Esta vez el prototipo de poli gordo bonachón:
El hombre llega con una sonrisa en la cara:
-Hola, señorito.
-Hola señorito (respondo yo)
Y me pregunta qué sucede. Se lo explico y él me comenta el porqué de la cadena, y también por qué no puedo estar ahí, muy amablemente.
Como dos casi habían podido conmigo y el hombre éste estaba bastante más fornido, vi la posibilidad de salvar mi honor y amablemente preguntar:
-¿Y dónde puedo ir?
-Mire, allí se acaba de liberar un sitio.
Así que cogí mis cosas, de buen rollo, y me traslade a un asiento "legal"
3) El revisor
Espero en mi nuevo asiento hasta la hora de partir, luego me subo al tren, me siento y me duermo (no había dormido la noche anterior) Un par de horas después me despierta -bruscamente, porque parece que tenía prisa- el revisor. Yo le alcanzo mi billete que llevaba descuento porque tengo el puto Carné Jove (hay que presentarlo al comprar el billete), y el revisor, para comprobar que mi DNI es auténtico, o no sé qué mierdas, me dice:
-¿Me puede enseñar su DNI?
-¿Por qué? Ya lo enseñé al comprar el billete.
-Sí, pero es una norma.
-Pues no veo la razón a esa norma, yo ya cumplí con lo mío y pagué.
-Bueno, señor, me da igual, enséñeme el billete o tendré que multarle.
-¿MULTARME? ¡QUÉ COÑO, SI NO HE HECHO NADA MALO¡
Ahí me empecé a poner como una furia. El señor no se lo esperaba y me dijo que iba a llamar a "Seguridad", a lo que yo respondí:
-ME CAGO EN TI Y EN SEGURIDAD, ME FALTA EL CANTO DE UN DURO PARA MATAR A ALGUIEN HOY Y YA ME HAN JODIDO BASTANTE LOS DE LA RENFE.
A todo esto la navaj que tenía para cortarle el cuello a quien se me acercara (sí, voy a acabar como el Hijoputica ése) se me sale de la manga al golpear yo con la mano el reposabrazos del asiento.
El revisor se queda lívido, se va, yo recojo la navaja, hago como si me durmiera, y el resto del viaje sin más novedad.
Que le follen a Renfe y a su mierda de política, parece que quieran putear a su clientes, no me extraña que vaya tan mal la empresa y que la tengan que vender a cachos porque no saben regentarla.
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LA HISTORIETA DE RENFE
Esto recordará a quel hilo de hace unas semanas que hablaba de mujeres policías, y también al otro de la incompetencia española, pero como no encajaba muy bien en ninguno aquí tienen la historia:
1) El taquillero
Tengo mi billete de tren y me dispongo a salir de casa de una amiga asín como hora y media antes (porque soy muy lento y no me gusta andar con prisas), total que después de pillar el metro y eso llego a Atocha con una hora de adelanto. Si habéis ido por allí sabréis que para pasar donde salen los trenes hace falta cruzar unas cosas tal que asín:

(Pongo la foto porque no sé cómo se llaman)
Bueno, pues en teoría tú le enseñas el billete de tren al taquillero de allí y él te deja pasar sin más dilación. Eso es lo que me había courrido hasta ahora, pero tuve la mala suerte de encontrarme a un señor que se parecía a:

No podía cerrar la boca, estaba alelado y parecía sufrir algún tipo de deficiencia mental. Yo tenía que esperar una horilla y en la sala en que estaba no hay asientos, pero en la de espera de los trenes sí, por eso quería pasar ya, y le pregunté al señor:
-Perdona, tengo billete, si quiere se lo enseño, ¿me deja pasar?
-No, no se puede pasar hasta las 12 (tenía que esperar 50 minutos, vamos)
-Ya, pero es que siempre me han dejado pasar y por aquí no hay asientos.
-Bueno, pues váyase a la entrada de la estación que allí hay, por aquí no se puede pasar.
(Yo ya me empiezo a cabrear, porque siempre he pasado y además me toca los huevos que me digan "no se puede" cuando se refieren a "no te dejo", la impersonalización para suavizar una prohibición hace que me entren ganas de matar)
-Será que a vd. no le sale de los huevos que pase, porque sus otros compañeros siempre me han dejado.
-¿Cómo? (Al señor le cambia la cara)
-Que no le sale de los huevos que pase.
-Venga, anda, váyase de aquí (Más subido de tono y cabreado)
Al haber otro señor esperando para decirle no-sé-qué y yo ser muy solidario con quien no me ha hecho nada malo, me fui, diciendo para despedirme:
-Corre, hijodeputa, que la mujer te pone los cuernos
A lo que él reaccionó bajando la cabeza, como dándome la razón.
2) La entrada de Atocha
Tal y como me había aconsejado el hombre, me dirijo a la entrada de Atocha, donde están los famosos jardincitos:

Allí, como sabréis los que habéis ido, hay un montón de agüelos que se reúnen entre el verdor de los jardines pa charlar y ocupar sitio. Me doy una vuelta por allí y no queda asiento alguno, salvo una hilera de bancos ENTERA con una cadena delante (que ni zorra de para qué servía, pero no había ningún impedimento visible, eran bancos como cualquier otro)
Me siento, saco el bocata, y a los dos minutos llega:

Reconstrucción fotográfica pasada de moda para no poner cachondo a nadie
O sea, una guarra vieja amargada que además era agente de seguridad, o como se diga. Me dice (con mala leche y sarna):
-Perdone, ahí no se puede sentar.
-Sí, sí que puedo, míreme.
-No, pero es que está la cadena.
Yo, dispuesto al razonamiento siempre, le dije:
-¿Y por qué está la cadena, si estos son bancos como cualquier otro?
(Respuesta: como me dijeron luego, la cadena se pone cuando van a regar el jardín, tal y como habían hecho, pero el riego ya se había acabado -yo me aseguré antes de sentarme- ergo la cadena la deberían haber quitado y era negligencia de Atocha, no mía)
-No tengo por qué decírtelo. Vete de aquí por las buenas o por las malas.
-Estoy esperando a mi tren, ¿dónde puedo ir?
La señora, con un par de huevos, me indica que vaya donde salen los trenes (que es lo que yo esperaba), así que le digo que me acaban de prohibir el acceso allí y me contesta:
-Me da igual
Yo me quedo mirándola flipado y ella se empieza a hacer una coleta con cara de dura. Se parecía un poco a ésta pero con cara de no haber follado en años, y coleta:

Total, que después de hacerse la coleta me mira, y al ver que no me voy, se pone chula y coge -evidentemente- el walkie-talkie (o como se escriba) y llama a su hamijo.
-Ya verás ahora.
A lo que yo respondo:
-Te pones muy chula cuando dices eso, ¿eh? ¿En la cama eres igual?
Pero no obtengo respuesta porque la señora ésa estaba más amargada que los padres de Yeremi.
A los pocos segundos viene, casi corriendo, su amigo el otro guardia, pero modelo retaco que parecía un chiste o un actor porno de esos enanos:

Como tenía que hacerse el chulo delante de la mujer, y tras pedirme que me fuera, me coge del brazo e intenta hacerme levantar. No obstante ya estaba preparado para esto, y otra cosa no, pero agarrarme a las barandillas (en este caso hacían de respaldo del asiento) se me da de puta madre. El enano gilipollas tira con todas su fuerzas, pero yo tenía el brazo pasado por la barandilla. Su hamija (que acompañada pierde el miedo, por lo visto) le intenta ayudar. De la fuerza que estaba haciendo pa que no me levantaran temía que se me fuera a escapar algún pedo, pero el caso es que tras unos segundos desistieron, y llamaron a un tercer compañero. Esta vez el prototipo de poli gordo bonachón:

El hombre llega con una sonrisa en la cara:
-Hola, señorito.
-Hola señorito (respondo yo)
Y me pregunta qué sucede. Se lo explico y él me comenta el porqué de la cadena, y también por qué no puedo estar ahí, muy amablemente.
Como dos casi habían podido conmigo y el hombre éste estaba bastante más fornido, vi la posibilidad de salvar mi honor y amablemente preguntar:
-¿Y dónde puedo ir?
-Mire, allí se acaba de liberar un sitio.
Así que cogí mis cosas, de buen rollo, y me traslade a un asiento "legal"
3) El revisor
Espero en mi nuevo asiento hasta la hora de partir, luego me subo al tren, me siento y me duermo (no había dormido la noche anterior) Un par de horas después me despierta -bruscamente, porque parece que tenía prisa- el revisor. Yo le alcanzo mi billete que llevaba descuento porque tengo el puto Carné Jove (hay que presentarlo al comprar el billete), y el revisor, para comprobar que mi DNI es auténtico, o no sé qué mierdas, me dice:
-¿Me puede enseñar su DNI?
-¿Por qué? Ya lo enseñé al comprar el billete.
-Sí, pero es una norma.
-Pues no veo la razón a esa norma, yo ya cumplí con lo mío y pagué.
-Bueno, señor, me da igual, enséñeme el billete o tendré que multarle.
-¿MULTARME? ¡QUÉ COÑO, SI NO HE HECHO NADA MALO¡
Ahí me empecé a poner como una furia. El señor no se lo esperaba y me dijo que iba a llamar a "Seguridad", a lo que yo respondí:
-ME CAGO EN TI Y EN SEGURIDAD, ME FALTA EL CANTO DE UN DURO PARA MATAR A ALGUIEN HOY Y YA ME HAN JODIDO BASTANTE LOS DE LA RENFE.
A todo esto la navaj que tenía para cortarle el cuello a quien se me acercara (sí, voy a acabar como el Hijoputica ése) se me sale de la manga al golpear yo con la mano el reposabrazos del asiento.
El revisor se queda lívido, se va, yo recojo la navaja, hago como si me durmiera, y el resto del viaje sin más novedad.
Que le follen a Renfe y a su mierda de política, parece que quieran putear a su clientes, no me extraña que vaya tan mal la empresa y que la tengan que vender a cachos porque no saben regentarla.