REINCARNATIONMAN
Forero del todo a cien
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- 6 Abr 2007
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Como quiera q el lobby feminista ha puesto de moda en los medios eso de humillar al hombre y alzar al coño, resulta gracioso ver como se extiende ese mensaje en la publicidad de productos de belleza q viene a decir: "la mujer no se pone guapa para el hombre pero el hombre si se pone guapo para la mujer". Claro q la mujer moderna, q dedica la mayor parte de su tiempo libre a acicalarse, no va a admitir q lo hace para gustarle al sexo opuesto, eso para las feministas seria darnos demasiada importancia a los insignificantes puercos, aun cuando ya se explico en otro hilo q la belleza la da los ojos del q mira. Nosotros, por contra, parece q si debamos ponernos guapos para ellas, je.
Esta campaña de destruccion del noble genero intenta introducir aqui un nuevo modelo masculino: el femihombre, el pavo hecho a la carta del coño q por follar es capaz de cualquier cosa, el infraser cuya unica finalidad es comer coños a base de agradarlas. Y asi, miles de cerdiles mentes debiles tragan el anzuelo y se disponen a tener, a toda costa, ese cuerpo 10 q anhelan las zorras. Bien esta si con ello cumplen su deseo de follar, pero sin caer en las redes de la obsesion y el sacrificio exagerado q nos denigrarian hacia ese nivel de gilipollez de la mujer q, por estar guapa, les hace joderse el pelo con tintes, los pies con tacones, la salud con silicona, y sobre todo, el aparato digestivo. El femihombre viene a hacer lo mismo: no tener 1 gramo de grasa en todo el cuerpo no es sano, como tampoco lo es hormonarse, o una dieta de arroz y pollo, cayendo aqui en uno de los errores funestos q cometen las puercas en sacrificar, por gustar, los placeres del gusto.
Personalmente no veo diferencia entre el placer de quitar esos ultimos ligeros atuendos a la cerda q me voy a follar y el del momento de romper con la cuchara el hojaldre q recubre la Soupe de l'Eliseé de Paul Bocuse y sentir a pleno pulmon el irrepetible olor a trufa q surge de las profundidades del cuenco. Como tampoco veo diferencia entre el placer de comer y apreciar la buena musica. Recuerdo un almuerzo en Troisgros q fue una sinfonia con sus cinco movimientos: preludio, obertura, alegro, adagio y final en forma de pate de verduras, cangrejos, salmonetes, liebre e higado de oca hervido sobre achicorias. En cada movimiento habia armonicos de sabor en el plato y los cinco platos juntos formaban una sucesion perfectamente graduada. Quien sacrifica los placeres del gusto por estar guapo no sabe lo q hace.
Quien esto escribe dedica al cuerpo entre 4 y 5 horas semanales de gimnasio sin sacrificar los placeres del gusto, por supuesto, aunq alguna q otra cerda me diga, al quitarme la camisa, q no se me marcan los abdominales o incluso q tenga "barriga". Pq de los placeres q dan la refinada geometria de los sentidos, q es el arte de saber vivir, se descubre q hay otro placer, llamado chara, mucho mas constante e importante q el q me pueda dar cualquier cerda en la cama, q consiste en la delicia del bienestar corporal, sentir q la maquina funciona perfectamente, la vitalidad sosegada y vigorosa q es la verdadera razon por la q merece la pena el ejercicio, aunq de estas nobles y sabias razones por las q algunos hombres cultivamos el cuerpo no digan nada las feministas en sus campañas publicitarias.
Esta campaña de destruccion del noble genero intenta introducir aqui un nuevo modelo masculino: el femihombre, el pavo hecho a la carta del coño q por follar es capaz de cualquier cosa, el infraser cuya unica finalidad es comer coños a base de agradarlas. Y asi, miles de cerdiles mentes debiles tragan el anzuelo y se disponen a tener, a toda costa, ese cuerpo 10 q anhelan las zorras. Bien esta si con ello cumplen su deseo de follar, pero sin caer en las redes de la obsesion y el sacrificio exagerado q nos denigrarian hacia ese nivel de gilipollez de la mujer q, por estar guapa, les hace joderse el pelo con tintes, los pies con tacones, la salud con silicona, y sobre todo, el aparato digestivo. El femihombre viene a hacer lo mismo: no tener 1 gramo de grasa en todo el cuerpo no es sano, como tampoco lo es hormonarse, o una dieta de arroz y pollo, cayendo aqui en uno de los errores funestos q cometen las puercas en sacrificar, por gustar, los placeres del gusto.
Personalmente no veo diferencia entre el placer de quitar esos ultimos ligeros atuendos a la cerda q me voy a follar y el del momento de romper con la cuchara el hojaldre q recubre la Soupe de l'Eliseé de Paul Bocuse y sentir a pleno pulmon el irrepetible olor a trufa q surge de las profundidades del cuenco. Como tampoco veo diferencia entre el placer de comer y apreciar la buena musica. Recuerdo un almuerzo en Troisgros q fue una sinfonia con sus cinco movimientos: preludio, obertura, alegro, adagio y final en forma de pate de verduras, cangrejos, salmonetes, liebre e higado de oca hervido sobre achicorias. En cada movimiento habia armonicos de sabor en el plato y los cinco platos juntos formaban una sucesion perfectamente graduada. Quien sacrifica los placeres del gusto por estar guapo no sabe lo q hace.
Quien esto escribe dedica al cuerpo entre 4 y 5 horas semanales de gimnasio sin sacrificar los placeres del gusto, por supuesto, aunq alguna q otra cerda me diga, al quitarme la camisa, q no se me marcan los abdominales o incluso q tenga "barriga". Pq de los placeres q dan la refinada geometria de los sentidos, q es el arte de saber vivir, se descubre q hay otro placer, llamado chara, mucho mas constante e importante q el q me pueda dar cualquier cerda en la cama, q consiste en la delicia del bienestar corporal, sentir q la maquina funciona perfectamente, la vitalidad sosegada y vigorosa q es la verdadera razon por la q merece la pena el ejercicio, aunq de estas nobles y sabias razones por las q algunos hombres cultivamos el cuerpo no digan nada las feministas en sus campañas publicitarias.