Me ha costado encontrar algún hilo donde poneros al día de mis aventuras, pero éste diría que viene perfecto y además ni había posteado en él.
A mi, lo que viene siendo la ética de la polla como que me la trae bastante floja y ya he dado muchas muestras de ello por el foro, pero lo de la semana pasada es para explicarlo.
El miércoles quedo con una chica a la que podría llamar amiga, pero no es que nos conozcamos mucho, es compañera de trabajo de una que sí es amiga y la conoceré desde hace unos tres o cuatro años, pero apenas hemos compartido juergas, algún concierto y poco más. Es psicóloga, muy inteligente y culta para lo que suele haber por ahí y la verdad es que siempre hemos conectado y ya me había dejado claro que yo era un tipo de tío de los que le ponen, y eso delante de mi pareja y sabiendo que lo somos. A mí, a pesar de que físicamente no mucho, sí que tiene un punto que me atrae bastante, por su humor y sus opiniones contracorriente. Pues tras prepararme un desayuno cojonudo, pasamos a su escritorio para que le ayudara con un tema del ordenador, y con la cercanía, pues que nos quedamos mirando, y lote al canto. De ahí a acabar en pelotas pegando un polvo salvaje fue todo rodado.
El jueves, mi amante, con la que llevo tonteando 20 años, me llama para decirme si aún estoy en el trabajo. Eran casi las 8 pero quiere traerme un cosa, así que cuando da la hora, se va la gente, y me quedo cerrando hasta que aparece. Ya le notaba algo raro, y es que venía con ganas de juerga. Tal como entra, me pide que apague las luces, me sienta en una silla, mamazo al canto y cuando voy a meter mano, noto que no lleva bragas. Se me desnuda y me pide que la folle sobre la mesa donde cortamos las telas.
El viernes, me voy con mi pareja a un hotel a pasar unos días. Evidentemente follamos, pero ahí no estaba poniendo en duda la ética de mi polla.