Primero porque a los jóvenes se la suda, cuando no lo tienen ya metido en la cabeza. Y como son los padres los que pagan e ir a llevar a esos jóvenes al cine vale un puta pasta, pues así estamos.
No te creas, les mola ir al cine y bastante. El problema, es que les gusta con el combo palomitas+Coca Cola y ahí sí se va una pasta, la verdad.
Pero ir a la sala sí les mola, al menos cuando son adolescentes. No es raro ver grupos de ellos entrando a una sala.
Evidentemente no es como nosotros, que lo más parecido a una plataforma era alquilar un VHS cascado enchufado a una tele de tubo de 25" con una imagen y un sonido penoso, y ahí estábamos enganchados. Cuando ibas al cine con un buen sonido y una buena imagen pues evidentemente flipabas.
Ahora ellos tienen ese sonido y esa imagen en casa. Como el sábado en casa de un amigo que tenía 85" pulgadas de tele. Aún así sus hijas volvían del cine de ver una de Wes Anderson,
Asteroid City. Gente que tiene Netflix, HBO, Disney que yo sepa. Mi hija está esperando a Oppenheimer y la flipada esa de Barbie, y quieren verla en el cine, porque el cine tiene aparte del punto social ese rollo de ir, entrar en la sala y durando dos horas y pico desconectar del resto, cosa que no haces en casa, que están viendo la peli pero con el móvil en la mano.
Para nosotros, los nacidos entre mediados de los 70 y los 80 ir al cine era algo especial, yo aún recuerdo que de pequeño me emocionaba igual que me podía emocionar al subir a una atracción de feria movida. Y más si era una peli como E.T., Los Goonies o Star Wars y no una que eligiese mi padre, que siempre nos llevaba ver alguna de Louis de Funes o cosas así, que él se descojonaba pero no entiendo ahora cómo en los cines aún se proyectaban esas mierdas.
De hecho pienso que son las generaciones de 40, 50 y tal las que han dejado de ir al cine, no tanto los chavales. Por comodidad y porque lo que se proyecta ha dejado de interesar.