Desde fuera me veo como una persona obsesiva con una serie de comportamientos heredados de unas creencias ya caducadas, y esos comportamientos deben cesar porque:
a) me han hecho gastar demasiado dinero a cambio de muy poco o nada (hablo de dos gastos, por un lado del gasto que hice porque me producía placer en sí mismo darle cosas a otras personas, y en menor medida por otro lado hablo del que hice a cambio de videos que sí que me dan un beneficio más tangible y objetivo, que es el sexual). Y ese dinero lo necesito para mí.
b) he llegado al punto en el cual, teniendo ante mí las herramientas para perjudicar a alguien, decidi por primera vez usarlas para ello. Averiguar información puede ser entretenido, pero decírselo a su padres lo hice por joder y por echarme unas risas y por ver arder el mundo. Es lo más feo que he hecho en mi vida y espero no repetirlo ni ir más allá.
Así que así me veo, como un bicho raro con adicciones que deben de terminar porque me perjudican a mí y a los demás.
Estoy plenamente de acuerdo contigo con respecto al patetismo de gastar dinero en nada. Tú ya estas en el estadío MGTOW en el que sólo miras por tí mismo y yo deseo llegar a dicho estadío. Y si consideras que lo mío es patético, imagínate lo que es ver a tíos que le sueltan cientos de euros así de una tacada sólo por su cara bonita: hay toda una sociedad de machos proveedores que malgastan sus recursos en ésto.
Ahora bien, sí te digo una cosa. En mi cabeza, nunca ha habido de manera consciente una cadena causal "doy dinero-->recibo cariño": nadie es tan estúpido como para pensar conscientemente así. Cuando le he comprado cosas, me he sentido feliz porque la imaginaba feliz usando esas cosas (y porque la veía usarlas en el snapchat); y cuando me he sentido mal porque otros recibían más atención, siempre he pensado que yo merecía más atención porque era mejor que ellos, no por el dinero que había soltado. Lo que quiero decir es que, a nivel superficial, proveer y desear afecto están separados.
A muchas personas se nos educó desde el principio para proveer de cosas a los demás, aunque no recibieramos nada a cambio (es por supuesto una educación enfermiza), y el placer viene no del cariño que podamos o no recibir, sino del acto en sí mismo (internamente, pienso que viene de la percepción de la dependencia de la otra persona hacia lo que nosotros proveemos, que es lo que nos califica como alguien relevante): es como el ludópata de las tragaperras, que no juega por el premio, sino que juega porque el impulso de darle al botón y ver las luces se ha convertido en un automatismo, yo siempre que le compré cosas nunca lo hice porque pensé que me fuera a querer más, lo hice porque no podía resistir la tentación de proveer que se insertó en mi desde pequeño. Pero esto ha sido así, en mayor o menor medida, con varias personas en mi vida, todas las que hacían saltar el resorte del deseo de proveer. Codependencia pura y dura, y lo tengo claro desde que me pasó lo de mi compañera de piso italiana, como os conté en otro hilo, hacia la cual proveía de manera instintiva y constante.
Naturalmente, ésta necesidad patológica de proveer, éste automatismo, lo quiero hacer desaparecer, y es mi lucha de cada día, convertirme en alguien que deja de cuidar de los demás, darles cosas y arreglarles sus problemas, y ocuparme simple y llanamente de mi mismo, ponerme a mí en el centro. Te pongo otro ejemplo que viene de compartir piso: si yo veo algo que está mal en el piso y se puede arreglar, tengo que luchar contra mi mismo para superar el impulso de arreglarlo, porque sé que el arreglo lo va a disfrutar gente a la que le importo una mierda, y aún así a veces fracaso y lo arreglo, es decir, proveo hacia los demás: otras veces en cambio supero el impulso y no les doy nada. Mi madre tenía el mismo defecto, y obviamente el mío viene de dicha educación.
Como ves nuestra forma de pensar no es tan distinta, nuestra forma de actuar sí. Yo soy un adicto y tengo impulsos irracionales, pero no un estúpido que se engaña a sí mismo, soy consciente de mi propio error e irracionalidad. Y desde luego espero cambiar, aunque sea antes del final, y no ser eternamente yo.
Sí. Es algo tremendo ver a una persona temblando al otro lado de un teléfono porque le das miedo. Conociéndola, sólo puedo imaginar lo mucho que debe de sufrir cuando se pone a pensar en si estaré haciendo ésto o lo otro (cuando yo igual estoy en mi casa viendo una peli). Es un daño irreparable el que le he hecho y nunca me arrepentiré lo suficiente.
Lo fuí. Pero /r9k/ ya no es lo que era, ya haces un greentext del tipo "Anon, thanks for buying pizza for me and Chad" y ya nadie entra al trapo. Con lo divertido que era.
En su perfil tendrán alguna cantidad especificada de propina que les das, y cuando se la das les mandas un mensaje con tu usuario de snapchat, y ellas te agregan.
Pero te aseguro que no merece la pena: tienen cientos de tíos agregados (nunca hablarán contigo), el snapchat al final se convierte en una herramienta promocional para venderte más cosas, y la calidad visual no es suficiente para la paja. No caigas en ello, es un timo.