Hace años, cuando esta mierda arrancó (no es nueva), al principio me pareció un pataleo feminista y un intento de ganar votos con un discurso facilón. Pero mi gran sorpresa fue comprobar, más tarde, cómo un claustro de docentes formado en un 90% por mujeres, todas pedían a voces esto del "lenguaje inclusivo" en cualquiera de los textos que se movieran por el centro escolar. Es decir, gente supuestamente formada en la universidad, casi todas con filologías a sus espaldas y una media de 25 años de experiencia pidiendo retorcer las palabras en beneficio de no sé muy bien qué. Ahí se me dispararon las alarmas y me di cuenta de que algo falla en las mentes de esta gente.
Lo grave para mí no está en que estas personas articulen el lenguaje a conveniencia, porque en el fondo la oratoria se vale de ese principio (respetando las normas gramaticales, eso sí). Para mí lo llamativo es que haya gente que de verdad se sienta desplazada o menospreciada por una norma lingüística o la forma de una palabra. Me cuesta horrores entenderlo. Comprendo que un "estimados vecinos" o un "queridos compañeros", referido a hombres y mujeres (en la proporción que sea) se les escape a muchos porque quitaron el Latín de la enseñanza obligatoria y no saben que en esa lengua muerta existe masculino, femenino y neutro. Lo que no entiendo es que crean que es un ejercicio premeditado por parte de quien escribe para dejar a gente fuera.
Es un arabesco mental de tal podredumbre que me supera. Yo, con mi miembro colgando entre las piernas, resulta que soy persona, arista a ratos, ciclista en el tiempo libre y guitarrista frustrado. Y no siento que el pene me mengüe cada vez que alguien me lo recuerda, ni siquiera mi amigo el chapista de al lado o mi cuñado el vigilante.
No puede estar más acertado, porque además, ha dado usted en el avispero que es la educación (pública) dando igual el nivel.
De primera mano se puede decir, no solo el 80-90% del personal de un insti son tipas, dirección, profesorado, secretaría, conserjería, da igual, sino que además tienen a los pocos profesores que quedan y no se han declarado aliades fundamentalistas aislados y sin poder decir ni pío ante las barrabasadas.
La cosa no es solo el lenguaje, que ya da grimica por sí mismo, sino un verdadero afán desde primaria por moldear a las nuevas generaciones en hombre=malo, mujer=buena. Aún más grave, por si no fuera poco, es el favoritismo descarado para con ellas a unos niveles increíbles. Todo sea por poder decir que las notas de ellas son mejores, que son más listas, más guapas y trabajan más. Lo que sea, todo vale.
La gravedad de esto no es solo que aúpen descaradamente a las chavalas, sino que hunden a conciencia a los chavales tanto en el aspecto académico como personal. Si esos chavales no tienen un entorno personal fuerte y sensato, van a ir directos a los antidepresivos o a violadores.
Con respecto a la supuesta discriminación es, como siempre, negación de los datos en pos de la religión y sus preceptos. Lo comentaba ayer con dos tipas, no niñas precisamente. Me decían que si el deporte femenino, que si blao, que si discriminación, que si las pobres no ganan bastante. ¿Genera dinero el fútbol femenino?
Pues ya tienes todas las respuestas de por qué las futbolistas ganan una puta mierda.
Aún torcieron el morro, pero ya con la boca pequeña para no tragarse el caldo.