Los periodistas deportivos son desgraciados porque viven de las declaraciones de futbolistas, anclados siempre en tópicos y encima casi siempre retrasados mentales. El caso de Messi acentuadamente. Imagínate el juego que puede darte un lelo al que le enseñaron a no cruzar la barrera de las dos o tres frases eternas ("no hay partido fácil", "ahora solo hay que pensar en el próximo partido", etc). De hecho Leo no será recordado como el mejor deportista que ha parido madre precisamente porque el puntuaje deportivo lo tiene, como Ali o Jordan, pero el plus personalidad no; su carisma es cero patatero, su viveza e inteligencia es nula, es un vegetal, no despierta interés alguno, me sentaría a cenar y charlar antes con Pandiani o con Silvinho que con él. Es un ente sin forma ni atracción. Por todo ello los periodistas de los cojones necesitan vivir fantasía porque con la realidad un personaje tan grande deportivamente se queda sin chicha ni potencia desde la perspectiva periodística.