Nosotros tuvimos en casa de mis padres uno, cuando todavía vivía allí. Lo cogimos de la perrera, para ver si nos ayudaba en casa algo, el tener mascota. Mi padre era alcohólico de los de toda la vida y mi madre la típica sufridora que todo lo aguantaba por sus hijos pero que a la larga te deja la psique como la de Ángel Cristo. Por otro lado mi hermano con bastante tiempo ya de ir al psicólogo para ver si tiraba para adelante y yo dándole a las drogas, hundiéndome como persona.
Ese perro nos salvó la vida, literalmente. Nos dio un motivo de alegría, una razón para salir a la calle a respirar y disfrutar de un día soleado, de perderte por la ribera del río y jugar hasta estar reventados. Igual con mi hermano y mi madre, a su manera. Eso cuando en casa tienes mierda, te puede estar salvando la vida.
El caso es que un día, saliendo a correr, se paró y empezó a vomitar. Y el siguiente, y los demás. Empezó a perder peso, a no querer comer. Lo llevamos al veterinario y efectivamente, malas noticias. Cáncer de hígado con metástasis por doquier, catastrófico.
Tras hablarlo entre mi madre, mi hermano y yo decidimos que no se merecía sufrir por nuestro egoísmo así que un día lo llevamos al veterinario, donde sólo yo tuve arrestos para quedarme a acompañarle en el último momento, y ellos se volvieron para casa. Dentro ya la veterinaria me ofreció si quería la inyección lenta, o la rápida. Verlo apagándose o algo de golpe, rápido. Elegí la rápida y se durmió en mis brazos mientras le acariciaba la cabeza.
No recuerdo un momento más duro en mi vida, salvando la muerte de mi abuelo. Estuve largo tiempo con pesadillas, y pensando qué hubiera dado por tener a mi perro más tiempo conmigo. Al principio era medio barrio muerto, y mi perro conmigo. Más tarde llegué a la conclusión de que no era justo que gente que en la mayoría de casos fuera buena y que viviera con respeto a sus semejantes pagara por algo natural y que era consustancial a la vida. No era justo. Y llegué a una conclusión para conmigo mismo que sí que hubiera firmado.
Si me dicen que tengo que entrar a una cárcel y pasar a cuchillo a todo hijo de puta con delitos vomitivos (relativos a niños, violaciones, etc) y que mi perro hubiera durado unos años más lo hubiera hecho like estado islámico, y sin mirar atrás. Eso sí hubiera estado bien.
Pero bueno, quitando pajas mentales y tal un perro puede significar mucho, o una mascota así en general. Puede llegar a ser no sólo una mascota, puede ser tu última posibilidad de redención o tu único amigo, pensadlo.
Como para no ser algo más, ese chucho o ese agaporni ahí en al cama nido (bueno el agapornis no que son sucios pajarracos del averno, pero el resto sí
).