Victor I
Freak
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- 24 Ene 2006
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Todo se corrompe. La belleza más epatante, el refulgene mármol de las estatuas clásicas, las mentes más lúcidas de los genios, los imperios que reinaron sobre la Tierra. Todo se degrada, desfallece, pierde vigor y prestancia. Los cuerpo languidecen y las mentes se agostan bajo sol feroz de los años y la desgana. Nada resiste; la vida, la última causa, el dogma final, menos que cualquier otra cosa. Es absurda y fragil, es el canibalismo extremo de una vida que lucha por abrirse camino para caminar directa hacia su destrucción. Empeñarse en vivir a toda costa para morir contra toda esperanza.
Pero no siempre fui asi. Tambien tuve mi magia y mis momentos, hubo en mi parte de verdad, de fe, de esa gasolina del alma llamada ilusión. En algun momento de nuestra vida todos hemos tenido acceso "lo excepcional". Todos tenemos nuestro momento de gloria, en el que conseguimos hacer algo más que oxidar mortalmente nuestras celulas y embotar nuestro cerebro. Todos hemos sido héroes por un dia. Fuimos fieles a nuestros sueños, cumplimos con las promeas infantiles y por un día, tan sólo un día, justificamos un dia este recorrido corto, descendente y zozobrante que es la vida de un hombre normal.
No seais modestos, prescindid de la sinceridad si fuera necesario, adornaros con cuantas filigranas os permita vuestro buen gusto y la paciencia de los lectores. Cervantes protagonizó "la más alta ocasión que vieron los siglos". No os conformeis con menos y ganaros la admiración y la envidia del foro entero alardeando de bizarría, galanura y ese arrojo que sólo pertecene a los elegidos.
MI HISTORIA: REDIVIVO, EL HEROE
Pero no siempre fui asi. Tambien tuve mi magia y mis momentos, hubo en mi parte de verdad, de fe, de esa gasolina del alma llamada ilusión. En algun momento de nuestra vida todos hemos tenido acceso "lo excepcional". Todos tenemos nuestro momento de gloria, en el que conseguimos hacer algo más que oxidar mortalmente nuestras celulas y embotar nuestro cerebro. Todos hemos sido héroes por un dia. Fuimos fieles a nuestros sueños, cumplimos con las promeas infantiles y por un día, tan sólo un día, justificamos un dia este recorrido corto, descendente y zozobrante que es la vida de un hombre normal.
No seais modestos, prescindid de la sinceridad si fuera necesario, adornaros con cuantas filigranas os permita vuestro buen gusto y la paciencia de los lectores. Cervantes protagonizó "la más alta ocasión que vieron los siglos". No os conformeis con menos y ganaros la admiración y la envidia del foro entero alardeando de bizarría, galanura y ese arrojo que sólo pertecene a los elegidos.
MI HISTORIA: REDIVIVO, EL HEROE
Sinopsis: Un dia de verano, bajo los efectos de una insolación y mi estupidez natural, salve a un chucho. Fin. (podeis ahorraros el ladrillo)
Hace diez años, aún no ha pasado el tiempo suficiente para confundir memoria y deseo y puedo confirmar que todo sucedió tal y como lo narro, caminaba bajo el sol terrible de julio hacia mi cita diaria con los abigarrados muchachotes del gimnasio. Mi músculos no entienden de estaciones ni de golpes de calor. Quieren su racción semanal de congestión extrema y microrroturas. Asi que cumpliendo con sus exigencias me eche a las calles vacías mientras el alfalto hervía y arañaba mis pies ligeros y sofocados.Poco antes de llegar al templo donde rendía culto a las esculturas de Praxiteles(lo que no pedantes llaman sala de musculación) tenia que atravesar un descampado cubierto de maleza y restos de muebles y basura.
De repente algo turbó mis transcendentales cavilaciones y sacó a relucir mi pusilánime naturaleza. Di un alarido con una clara tonalidad femenina, tres pasitos hacia la retaguardia y adopte mi famosa posición defensivo-fetal. Haciendo uso de mi característica gallardia logré domeñar mi pánico y me acerqué nuevamente hacia las hierbas agostadas entre las cuales se escondía la terrible fiera que sin duda habia provocando aquel espantoso ruido. Nuevamente aquel rugido feroz volvió a asaltarme de entre los amarillentos tallos al tiempo que puede ver algo moviendose entre la maleza. El terror me paralizó, mis músculos no respondian a mi cerebro mientras un amago de desmayo comenzaba a nublar mi vista. Algo se estaba acercando a mi y yo era incapaz de huir. Lo que podía haber terminado en tragedia acabó en amor y heroismo: el salvaje animal que tanto pavor me hizo pasar no era otra cosa que un cachorro agonizante.
Un ser vivo necesitaba de mi auxilio para continuar su existencia. La totalidad de una vida, de un destino, tal vez de una estirpe, dependia de mi decisión. Abandone al timorato y apocado Redivivo y pase los mandos de la nave al fulgurante y sobrehumano galan que durante años habia esperado su oportunidad. Recogi al cachorro, le recompuse en mi regazo y regresé a mi casa a toda velocidad. Mi madre, recién levantada de la siesta, abotargada y somnolienta, al verme con el perro entre los brazos me recibió con alborozo.
-¿Pero que estas haciendo con ese chucho?
-Mama, no preguntes y trae un platito con leche, fresquita. Este perro...¡ME NECESITA! ¡SOY SU SALVADOR!
-Ya estamos...
La situación del cachorro era crítica. Cabeceaba sin sentido, emitida gemidos ahogados, sus endebles patitas eran incapaces de sostenermele. Ni siquiera tenia fuerzas para beber la leche que le ofrecia como salvavidas. Tuve que mojar mis dedos y pasarselos por la su boca, metiendo mis dedos entre sus fauces desdentadas para que pudiera tener acceso al balsamico y lácteo alimento. Poco a poco comenzo a mover su aspera y fria lengua sobre las yemas de mis dedos. Estaba salvado. YO le habia devuelto a la vida.
No hay mucho más que contar, a los pocos dias de mi hazaña, en vista de la poca afinidad de mis padres por mi inclinación a la grandeza, lo tuvimos que regalar. Seria más feliz con otra familia. Sin embargo aquella experiencia me sirvió para entrar contacto con la vida que emerge y se desplaza, que gana terreno que es crecimiento y resurrección. Era el misterio y la alegria. El impulso vital latía con fuerza en aquel minúsculo animal que algun dia terminaría pudriéndose, trufado de desechos genéticos, en el arcen junto a alguna gasolinera. Entonces ya no sería un cachorro y yo tampoco tendría ya ganas de ser un héroe.
Hace diez años, aún no ha pasado el tiempo suficiente para confundir memoria y deseo y puedo confirmar que todo sucedió tal y como lo narro, caminaba bajo el sol terrible de julio hacia mi cita diaria con los abigarrados muchachotes del gimnasio. Mi músculos no entienden de estaciones ni de golpes de calor. Quieren su racción semanal de congestión extrema y microrroturas. Asi que cumpliendo con sus exigencias me eche a las calles vacías mientras el alfalto hervía y arañaba mis pies ligeros y sofocados.Poco antes de llegar al templo donde rendía culto a las esculturas de Praxiteles(lo que no pedantes llaman sala de musculación) tenia que atravesar un descampado cubierto de maleza y restos de muebles y basura.
De repente algo turbó mis transcendentales cavilaciones y sacó a relucir mi pusilánime naturaleza. Di un alarido con una clara tonalidad femenina, tres pasitos hacia la retaguardia y adopte mi famosa posición defensivo-fetal. Haciendo uso de mi característica gallardia logré domeñar mi pánico y me acerqué nuevamente hacia las hierbas agostadas entre las cuales se escondía la terrible fiera que sin duda habia provocando aquel espantoso ruido. Nuevamente aquel rugido feroz volvió a asaltarme de entre los amarillentos tallos al tiempo que puede ver algo moviendose entre la maleza. El terror me paralizó, mis músculos no respondian a mi cerebro mientras un amago de desmayo comenzaba a nublar mi vista. Algo se estaba acercando a mi y yo era incapaz de huir. Lo que podía haber terminado en tragedia acabó en amor y heroismo: el salvaje animal que tanto pavor me hizo pasar no era otra cosa que un cachorro agonizante.
Un ser vivo necesitaba de mi auxilio para continuar su existencia. La totalidad de una vida, de un destino, tal vez de una estirpe, dependia de mi decisión. Abandone al timorato y apocado Redivivo y pase los mandos de la nave al fulgurante y sobrehumano galan que durante años habia esperado su oportunidad. Recogi al cachorro, le recompuse en mi regazo y regresé a mi casa a toda velocidad. Mi madre, recién levantada de la siesta, abotargada y somnolienta, al verme con el perro entre los brazos me recibió con alborozo.
-¿Pero que estas haciendo con ese chucho?
-Mama, no preguntes y trae un platito con leche, fresquita. Este perro...¡ME NECESITA! ¡SOY SU SALVADOR!
-Ya estamos...
La situación del cachorro era crítica. Cabeceaba sin sentido, emitida gemidos ahogados, sus endebles patitas eran incapaces de sostenermele. Ni siquiera tenia fuerzas para beber la leche que le ofrecia como salvavidas. Tuve que mojar mis dedos y pasarselos por la su boca, metiendo mis dedos entre sus fauces desdentadas para que pudiera tener acceso al balsamico y lácteo alimento. Poco a poco comenzo a mover su aspera y fria lengua sobre las yemas de mis dedos. Estaba salvado. YO le habia devuelto a la vida.
No hay mucho más que contar, a los pocos dias de mi hazaña, en vista de la poca afinidad de mis padres por mi inclinación a la grandeza, lo tuvimos que regalar. Seria más feliz con otra familia. Sin embargo aquella experiencia me sirvió para entrar contacto con la vida que emerge y se desplaza, que gana terreno que es crecimiento y resurrección. Era el misterio y la alegria. El impulso vital latía con fuerza en aquel minúsculo animal que algun dia terminaría pudriéndose, trufado de desechos genéticos, en el arcen junto a alguna gasolinera. Entonces ya no sería un cachorro y yo tampoco tendría ya ganas de ser un héroe.