Yo creo que he perdido la capacidad de hacer llorar a mi madre. Ya le he comentado demasiadas veces que preferiría que estuviese muerta, que me ha jodido la vida, que es una incompetente, etc. Me jode que ya no sea vulnerable como antes.
Al margen de esto, creo que soy capaz de lo mejor y de lo peor de una forma arbitraria. De hacer grandes esfuerzos por hacerle un bien a alguien sin que jamás vaya a saber quién lo ha hecho o de recrearme en el sufrimiento de los demás. En el segundo caso, si el ya resultado es lol, por mi se puede morir de dolor quien sea. Un par de historias:
- El verano anterior fui a un campo de trabajo de esos donde te tiras 15 días rodeado de gilipollas haciendo alguna actividad de voluntariado. Uno de los participantes era un epiléptico algo deficiente de Dos Hermanas (encima andaluc) que iba en silla de ruedas. Él me envidiaba porque yo iba con las tías. Patéticamente trató de meterse conmigo. Desde ese momento no paré de tocarle los huevos. Recuerdo cómo me metía en la única ducha adaptada para robocs antes que él para que llegase tarde a comer, mientras él pedía por favor que saliese yo me descojonaba dentro.
Cosas así hasta que hablé con los organizadores para que le tirasen, pues 'no era el lugar indicado para un discapacitado'. Al día siguiente, cuando vinieron a por él, me preguntaba llorando que qué había hecho mal, le dije que tuviese algo de dignidad, dejase de llorar y se marchase lo antes posible. Me reí bastante con otro chaval que se despidió de él con un: Adiós monstruo!
- En otra ocasión, estando en un bar, los dos tíos y la tía de la mesa de al lado, pasaron a la nuestra compartiendo así la conversación. Por algún motivo, la tía y yo empezamos a hacer manitas. En un despiste, le cogí la cartera y cuando se fue al servicio les dije a mis colegas que nos fuésemos. Sólo llevaba 20€ y el DNI, pero fue divertido.