Lo que se vivia en el templo era unico, no creo que ahora mismo haya nada igual en nuestro entorno.
Alguna recomendacion de alguna chica que trabaje a lo Yokogirl, ya sabes, que le guste mucho lo que hace y que sea muy guarra.
Yo tengo el inconveniente que solo puedo ir a mi segmento de ocio favorito, a eso de las diez de la noche, y es difícil encontrar pisos y no digamos indepes, que te reciban a esas horas.
La última con la que he estado es una japonesa que oficia sobre todo en los hoteles, pero que puntualmente te da cita en su minipiso. Está al lado de la clínica Indautxu, con lo cual tienes fácil acceso y te recibe con un aire zen-oriental, aromaterapia y ambiente purificador y toda esa parafernalia. La chica ( tiene bien pasados los treinta) es encantadora, da unos masajes cojonudos pero tiene el toque "nome": no me toques aquí, no me hagas esto, no me beses, no te me corras en la boca, etc..no es desagradable ni mucho menos, pero si vas con el chip yokero, te das cuenta de que los buenos viejos tiempos, son eso, un recuerdo.
Joder, es que me acuerdo de la última vez que estuve en casa Yoko, y la comparación es catastrófica. Vine directamente del aeropuerto porque tuve un viaje al extranjero de muchas horas y estaba descojonado, pero llamé a la madre superiora para que me acogiera en su egregia morada y allá que fui.
Me meto en la ducha y según estoy en mis abluciones, se presentan Karina, y otras dos yokogirls que no recuerdo sus nombres. Me arrojan a la cama en pelota picada y entre las tres me hacen un traje de saliva por todo el cuerpo, huevada, culo, y boca incluida hasta el galillo. Estás a merced de que aquellas lobas y no sabes si correrte o pedir la extrema unción. Total que después de unos diez minutos, entra la loca de los ojos rasgados con la fatídica pregunta, ¿que cual quiero?, joder, y yo que sé, si aquello era una ensalada de coños, tetas y bocas, voy a estar yo para pedir el menú a la carta. En fin, que solicito a Karina porque, bueno, era el único nombre que me sabía.
Ah, Karina: que afortunados los que podéis saborearla en Vitoria. No creo exagerar si digo que su culo pudiera ser nombrado Patrimonio Inmaterial de la Humanidad. Ahí se puede jugar el campeonato de mano del cuatro y medio y antes se rompe la pelota que se deforme ese frontón cárnico. Un día le dije si llevaba implantes o algo así, pero que va, lo que lleva es un montón de horas de gimlasio y algún pinchacito de los que se ponen los gymbros. Y esto me lo confesaba riéndose mientras me hacía la doble pose de bíceps con abdominales de las de rascar con cucharilla y cantar a chiquirritín chiquirritín metidito entre pajas...si, las que me hago contigo, reina mora. En fin aquello era el Yokoexte, donde lo extraordinario era la costumbre.
Perdón por el ladrillo.