El mundo puteril siempre me pareció bastante cómico, triste, nauseabundo y con un profundor hedor a cacaceite. De hecho, andaría rondando los 41 tacos y no había entrado jamás en un putiferio.
Pero yo, que soy un tipo aventurero y acaparador de las experiencias más variopintas, me sugestioné para entrar en contacto, por una vez, en el mundo de los puticlubs.
Pero ni de coña lo haría en Sevilla.
Por todos, es bien sabido, que las mejores meretrices se ubican donde está establecida la corte, en la capital del reino, la que lame El Manzanares, MADRID.
Como había leído mucho "subforoputas" ,por el lol, conocía los antros con mejor crítica del putero medio y escogí el FLOWERS como coordenadas de exploración.
No iba solo, me acompañaba mi avezado y fiel Sancho, que por su condición de gordo infollable, ostentaba gran experiencia en el mundo del sexo de pago. Qué mejor que ir de pesca con un pescador ¿eh?
Y tras cenar de puta madre y perder unos orocs en el casino de Torrelodones, allí llegamos, en nuestro BMW X1 negro alquilado. Llovía torrencialmente y una vez aparcados corrimos a la entrada donde había un panchito esmirriado que hacía las veces de portero.
-¿Está la cosa animada?- le dijo Sancho
-Sí, sí, está bien- respondió el latinking
Bajamos unas escaleras y entramos en una sala con aire de discoteca, con una barra de forma elíptica. Yo estaba nervioso, no lo puedo negar. Y efectivamente, había PUTAS allí:
De todos las razas, colores, alturas, morenas, rubias, pelirrojas ¿¿pero qué paraíso es este VIVE DIOS??
Me pido una Coca-Cola y me sirven una especie de minilata de 10cc ¿Pero qué cojones? Aaay amigo, aquí no se viene a beber me espetó mi conciencia.
Y ya se me acerca la primera PUTA con la mala suerte de que era una negra gigantona que mediría como yo, con un pelucón y una cara de MONO que aproximó a mi oreja mientras musitaba "hola mi amorrr ¿subimos y pasamos un buen rato?
-mire, señorita, yo no voy a subir a ningún lado con usted-
Y más viendo los pibonacos que había por ahí pululando.
Y la tía insistiendo "vamos mi amorr, que sí que lo vamos a pasar muy bien"
Y ahí ya empecé yo a agobiarme, porque ya me estaba hablando a dos pulgadas del gepeto y desprendía un aliento terrorífico.
Sancho, el cabrón, arengaba:
-venga, que sí, JoJojOjoJo, sube con ella, maricón-
Ya, hasta los cojones, la miré fijamente y le dije:
-mira, NO VOY A SUBIR CONTIGO-
A lo que la negra me puso cara de asco y se fue con mala hostia.
El caso es que Sancho, codo en barra, empezó a hablar con dos rubiazas de la hostia, altas con unos tipazos que yo pensaba "¿estas bicharracas qué hacen en este antro?"
Ya estoy cansado de ecribir.
Resumo, sí, he ido una vez de putas. Como experimento social, eso yes.