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Separado del hilo del forochat. No, no he abierto un hilo, no os hagáis pajas; eso no pasará jamás, hay que mantener las costumbres y yo jamás abro un hilo aquí. ILG
Pues vengo de hacer la compra del supermercado y he visto que tenían packs de seis Dráculas
y me he comprado uno de ellos. Y acabo de comerme uno, y como si el Drácula fuera la magdalena de Proust se me han venido a la cabeza las tardes de mi infancia, y me he visto a mí mismo corriendo en pantalón corto detrás de una pelota con las rodillas llenas de costras, con el suelo mucho más cerca de mi vista, sin preocupaciones, y allí todo el tema de este subforo me era ajeno y las niñas no significaban nada y nadie estaba muerto y no sabía que todo esto que aquí hablamos existía, ni conocía el dolor, y yo era feliz y veía feliz a todo el mundo y el mundo tenía sentido. Y he comparado a ese niño que yo fui con el hombre que soy ahora y claro, me he preguntado si verdaderamente merece la pena el tener estas pulsiones, estas preocupaciones, el trabajar por satisfacerlas; cuántos intentos vanos haremos a lo largo de nuestra vida a cuenta de todo ello, cuánto esfuerzo malgastado, cuántos palos recibidos para tan pocas alegrías, y si estas alegrías son lo suficientemente grandes como para merecer todo este esfuerzo, y qué queda una vez satisfechas todas nuestras demandas, y sobre todo, sobre todo, me he preguntado si todo esto merece la pena, y la respuesta es que claramente no.
Pues vengo de hacer la compra del supermercado y he visto que tenían packs de seis Dráculas

y me he comprado uno de ellos. Y acabo de comerme uno, y como si el Drácula fuera la magdalena de Proust se me han venido a la cabeza las tardes de mi infancia, y me he visto a mí mismo corriendo en pantalón corto detrás de una pelota con las rodillas llenas de costras, con el suelo mucho más cerca de mi vista, sin preocupaciones, y allí todo el tema de este subforo me era ajeno y las niñas no significaban nada y nadie estaba muerto y no sabía que todo esto que aquí hablamos existía, ni conocía el dolor, y yo era feliz y veía feliz a todo el mundo y el mundo tenía sentido. Y he comparado a ese niño que yo fui con el hombre que soy ahora y claro, me he preguntado si verdaderamente merece la pena el tener estas pulsiones, estas preocupaciones, el trabajar por satisfacerlas; cuántos intentos vanos haremos a lo largo de nuestra vida a cuenta de todo ello, cuánto esfuerzo malgastado, cuántos palos recibidos para tan pocas alegrías, y si estas alegrías son lo suficientemente grandes como para merecer todo este esfuerzo, y qué queda una vez satisfechas todas nuestras demandas, y sobre todo, sobre todo, me he preguntado si todo esto merece la pena, y la respuesta es que claramente no.