ElGordoCabron
Forero del todo a cien
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- 4 Feb 2006
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Soy un currante, no como vosotros manada de vagos sin oficio ni beneficio, de un tiempo a esta parte tengo un problema laboral el cual hay días que no me deja dormir..
El caso es que mi jefe no para de follarme.
Si, como suena, os cuento.
Estoy trabajando en una empresa familiar desde hace cuatro años, mi cometido es representar a la empresa, visitar clientes y conseguir nuevos, sí un jodido vendedor o agente comercial es lo que soy, para que veáis de lo que vale ha veces estudiar una puta carrera.
Esta empresa la componen tanto el fundador, un hombre de 48 años, como su mujer de 42 años a partes iguales. Tanto la mujer como yo nos repartimos laboralmente la provincia por la mitad, por lo tanto en contadas ocasiones coincidimos si no es en las oficinas.
El problema vino hace cuatro meses debido a un viaje de cinco días que tuvo que hacer la esposa a la central, aquel día acudí a una llamada de su marido (mi jefe) a las oficinas. Una vez allí me pidió que realizara unos informes sobre las visitas y el estado de los clientes, este trabajo me jodió bastante, pues me tuve que quedar hasta altas horas de la noche.
Cuando estaba a punto de finalizar el trabajo encomendado, sobre la media noche mas o menos, creyéndome solo, me sobresaltó su presencia en la puerta de mi despacho, mi jefe estaba en sujetador y bragas, he de decir que para mi sorpresa, pues hasta la fecha jamás insinuó que yo le atrajese, y mucho menos yo insinué que a mi me atrajera dicho espécimen (hombre gordo, de polla flácida y bastante feo para mas inri), yo entre mi sonrisa (la cual al poco después se convertiría en un rictus deprimente) y mis carcajadas interiores, intenté disimular y obviar su presencia, intentando por todos los medios desaparecer del habitáculo lo antes posible e ileso, pero fue imposible, solo había una salida de aquella encerrona, la puerta.
Pero la puerta estaba acaparada toda ella con su hediondo ser. No tuve mas remedio que intentar convencerlo del error que estaba cometiendo, pues su mujer era una bellísima persona (falso) que no merecía que el le fuera infiel (mas falso aún pues era una golfa). Ni por activa ni por pasiva fui capaz de convencerlo. El muy cerdo estaba mas caliente que un motor diesel sin agua en el radiador, y para colmo de males me amenazó con el despido y con denuncias a la policía de un intento de violación, las cuales los agentes de policía desde luego no creerían entre risas y cachondeo, pero creo que debo aclarar para mi desgracia que esta empresa y su familia tiene bastantes contactos como para que la denuncia y el juicio se llevara a cabo y saliera mi persona claramente perjudicada.
Entre ese mar de dudas y sopesando los pros y los contras, con una frialdad inconmensurable dada la situación, hice de tripas corazón y le inserté mi hermoso tranco en su babosa y humedísima gruta apestosa. La cosa no duró más de dos minutos, gracias a Dios. Me largué a casa tras la labor mas dura que tuve en mi puta vida de currante.
Tras aquél día, cada vez que mi jefa se larga de viaje (a follarse putos por supuesto) me veo obligado a dejar mi labor en la empresa, pues el gordo cornudo solicita mis servicios cada vez que le pica su putrefacto ojal, vamos, me tiene agarrado de la polla en pocas palabras. Por supuesto las ventas y los clientes cada vez son menos, un claro handicad en mi currículo el cual está mermando a pasos agigantados mi hoja de servicios y la central a la que tanto he trabajado para poder ascender me ve cada día menos capacitado para tan ansiado ascenso.
El trabajo y el sueldo es de lo mejorcito que he tenido en mi vida, y dado lo abultado de mi nómina y mis ingresos por comisiones dudo que pudiera hacer frente a los pagos y recibos que solicita mi estresada vida.
¿Qué haríais en mi lugar?
Descartad que me largue, pues como ya he dicho difícil de encontrar un trabajo parecido mejor.
Descartad matar al jefe, tened en cuenta que soy una persona normal, no un asesino.
Descartad que vaya a contarle a la mujer las aficiones de su marido, pues este lo negaría y me montaría el pollo que antes os he contado.
Descartad que siga como estoy por supuesto, ya me gustaría que vierais el orco que está hecho el cabrón del jefe.
El caso es que mi jefe no para de follarme.
Si, como suena, os cuento.
Estoy trabajando en una empresa familiar desde hace cuatro años, mi cometido es representar a la empresa, visitar clientes y conseguir nuevos, sí un jodido vendedor o agente comercial es lo que soy, para que veáis de lo que vale ha veces estudiar una puta carrera.
Esta empresa la componen tanto el fundador, un hombre de 48 años, como su mujer de 42 años a partes iguales. Tanto la mujer como yo nos repartimos laboralmente la provincia por la mitad, por lo tanto en contadas ocasiones coincidimos si no es en las oficinas.
El problema vino hace cuatro meses debido a un viaje de cinco días que tuvo que hacer la esposa a la central, aquel día acudí a una llamada de su marido (mi jefe) a las oficinas. Una vez allí me pidió que realizara unos informes sobre las visitas y el estado de los clientes, este trabajo me jodió bastante, pues me tuve que quedar hasta altas horas de la noche.
Cuando estaba a punto de finalizar el trabajo encomendado, sobre la media noche mas o menos, creyéndome solo, me sobresaltó su presencia en la puerta de mi despacho, mi jefe estaba en sujetador y bragas, he de decir que para mi sorpresa, pues hasta la fecha jamás insinuó que yo le atrajese, y mucho menos yo insinué que a mi me atrajera dicho espécimen (hombre gordo, de polla flácida y bastante feo para mas inri), yo entre mi sonrisa (la cual al poco después se convertiría en un rictus deprimente) y mis carcajadas interiores, intenté disimular y obviar su presencia, intentando por todos los medios desaparecer del habitáculo lo antes posible e ileso, pero fue imposible, solo había una salida de aquella encerrona, la puerta.
Pero la puerta estaba acaparada toda ella con su hediondo ser. No tuve mas remedio que intentar convencerlo del error que estaba cometiendo, pues su mujer era una bellísima persona (falso) que no merecía que el le fuera infiel (mas falso aún pues era una golfa). Ni por activa ni por pasiva fui capaz de convencerlo. El muy cerdo estaba mas caliente que un motor diesel sin agua en el radiador, y para colmo de males me amenazó con el despido y con denuncias a la policía de un intento de violación, las cuales los agentes de policía desde luego no creerían entre risas y cachondeo, pero creo que debo aclarar para mi desgracia que esta empresa y su familia tiene bastantes contactos como para que la denuncia y el juicio se llevara a cabo y saliera mi persona claramente perjudicada.
Entre ese mar de dudas y sopesando los pros y los contras, con una frialdad inconmensurable dada la situación, hice de tripas corazón y le inserté mi hermoso tranco en su babosa y humedísima gruta apestosa. La cosa no duró más de dos minutos, gracias a Dios. Me largué a casa tras la labor mas dura que tuve en mi puta vida de currante.
Tras aquél día, cada vez que mi jefa se larga de viaje (a follarse putos por supuesto) me veo obligado a dejar mi labor en la empresa, pues el gordo cornudo solicita mis servicios cada vez que le pica su putrefacto ojal, vamos, me tiene agarrado de la polla en pocas palabras. Por supuesto las ventas y los clientes cada vez son menos, un claro handicad en mi currículo el cual está mermando a pasos agigantados mi hoja de servicios y la central a la que tanto he trabajado para poder ascender me ve cada día menos capacitado para tan ansiado ascenso.
El trabajo y el sueldo es de lo mejorcito que he tenido en mi vida, y dado lo abultado de mi nómina y mis ingresos por comisiones dudo que pudiera hacer frente a los pagos y recibos que solicita mi estresada vida.
¿Qué haríais en mi lugar?
Descartad que me largue, pues como ya he dicho difícil de encontrar un trabajo parecido mejor.
Descartad matar al jefe, tened en cuenta que soy una persona normal, no un asesino.
Descartad que vaya a contarle a la mujer las aficiones de su marido, pues este lo negaría y me montaría el pollo que antes os he contado.
Descartad que siga como estoy por supuesto, ya me gustaría que vierais el orco que está hecho el cabrón del jefe.