Jamás lograremos llegar a otras estrellas. No hablo por supuesto de nosotros, ni de nuestra generación, sino de toda la humanidad.
En primar lugar porque probablemente nunca encontraremos un medio de superar la limitación de la velocidad de la luz.
En segundo, porque aunque lo consiguieramos, un viaje a distancias semejantes es un suicidio. Casi infinitas probabilidades de que algo salga mal, y si sale, por poco que sea, astronautas al cielo, aunque ya esten en él, gñe. Eso si hay algún voluntario totalmente suicida para intentarlo. Aún sin sufrir un accidente el espacio te hace polvo los músculos y los huesos con la falta de gravedad y te provoca multiples cánceres de sidra con sus radiaciones.
Nadie vera nunca nada más allá de Orión
Como mucho mandaremos algun roboc que nos traiga fotos, si milagrosamente consigue volver.
Estamos condenados a esta roca maloliente hasta que la consumamos del todo.