Poco se sabe del caso de la polaroid.
Tara Calico, 19 años, de Nuevo Mexico, sale en 1988 a dar su paseo habitual en bicicleta para no regresar jamás a casa. La madre, al no encontrarla en casa a la hora habitual, recorre la ruta que su hija suele hacer, sin erótico resultado. Algunos testigos aseguran haber visto a Tara montada en su bici con una camioneta Ford siguiéndola de cerca, vehículo que jamás se localizó.
Al día siguiente se organiza una búsqueda vecinal, encontrando en una zona algo apartada de la ruta habitual de la muchacha su walkman; se cree que lo pudo tirar cual hobbit tira su broche élfico, para dejar el rastro de hacia dónde se la estaban llevando.
Sin más pistas sobre lo que pudo haber ocurrido, al año siguiente aparece en el aparcamiento de un badulaque de Florida la foto de una jóven y un niño amordazados. Hay pocas dudas de que se trata de Tara, ya que su madre identifica una pequeña cicatriz en su pierna debido a un accidente de coche, sumando el detalle de que aparece junto a ella el libro
My Sweet Audrina, uno de sus libros favoritos, de la escritora (con nombre de retrete) V.C. Andrews.
Respecto al niño, se pensó en un primer momento que se trataba del pequeño Michael Henley, también de Nuevo Mexico y, a su vez, desaparecido en 1988. Sin embargo se descarta la identificación ya que los restos de Henley fueron encontrados en 1990 cerca de su casa, lejos de dónde desapareció Tara. A partir de aquí pierde fuerza la hipótesis de que Tara sea la chica de la foto, siendo la madre la única que cree al 100% que se trata de ella.
Y ya está, jamás se supo nada más. Hace poco un sheriff de la zona aseguró saber lo que ocurrió realmente, a pesar de no aportar ningún tipo de prueba; que unos chicos conocidos de Tara la empezaron a seguir para asustarla o reírse de ella, con la mala pata de que se la cargaron. Sus padres les habrían encubierto.
Tara Calico :Gone Without A Trace
El caso sigue abierto y, aunque sus padres ya fallecieron, su padrastro y un hermano siguen al sopesquete de cualquier pista.
En 2009, casi exactamente 20 años después de la aparición de la primera foto, llegaron dos instantáneas a la comisaría de St. Joe, en Florida, y al periódico Star; eran fotos de un niño con marcas de bolígrafo sobre la boca, emulando las mordazas de cinta americana de la foto original. Se supo que las cartas provenían de Albuquerque, Nuevo Mexico.
Actualmente, el forero Walter Jr está trabajando en un documental sobre la desaparición, pidiendo pistas que ayuden a esclarecer el caso.