A los niggas los tienes vagando a cualquier hora del día por los centros de las ciudades, tirados en los bancos, sin hacer nada, ahí a la bartola viendo pasar el tiempo. Como la morisma, haciendo corrillos a la entrada del metro, en zonas concurridas, sin dar un palo al agua, robando a turistas, manoseando a mogeras y beneficiándose de paguitas, especialmente los "menas", que prolongan su minoría de edad hasta los 40.
Los búlgaros, por ejemplo, que hay muchos por mi zona, tienen gracia porque solo trabajan ellas, las búlgaras, normalmente en trabajos relacionados con limpieza, recogida de fruta y almacenes y poco más. Ellos se pasan el día holgazaneando, luciendo sus flamantes bmw u otras marcas, coches potentes y caros, y siempre acompañados de otros búlgaros, jamás van con sus mujeres, a las que se sabe que les curten el lomo a base de bien. Luego tienes a los vecinos, a los rumanos, con los que coincido en el gimnasio, algunos de ellos, al modo de los canis patrios, reconocen abiertamente que consumen drogaina y que les gusta la buena vida sin demasiado esfuerzo, también obsesionados con los coches de alta cilindrada. Las rumanas grandes trabajadoras, ocupando los puestos de trabajo que las españolas no quieren en los lupanares/putiferios, donde ya casi solo te encuentras a colombianas, venezolanas y rumanas.
En resumen, lo mejorcito del estercolero tercermundista aquí, para reemplazarnos, y acabar así con el malvado racismo y la ecoansiedad de los sojas estrogenizados, además de la huella de carbono y tal.