Sería en el tuyo. En el mío sí que hubo. He tenido que ir a la wikipedia para confirmar la cronología.
Tejero entró por la tarde del 23, pasadas las 6, cuando ya habían terminado las clases (de 3 y media a 5 y media). De eso no se enteró nadie que no estuviera siguiéndolo por la radio. En aquella época no había redes sociales. Pero a lo largo de la tarde empezó a correr la voz, y el cantazo fue cuando tomaron la tele, suspendieron la programación normal y empezaron a poner documentales. Esa tarde creo que fui a clase de inglés, y a la salida (a las 7 o las 8) la cosa ya era muy rara. En Valencia Milans declaró el estado de excepción (incluyendo toque de queda) a las 7, pero cuando los tanques llegaron al centro ya sería la hora de cenar, las 9 o así. Las calles estaban desiertas y en silencio. Si prestabas atención se podía escuchar el rumor de los tanques. Todo el mundo estaba en casa, y veías luz en las ventanas y las teles encendidas. En la radio ponían música militar non stop y el bando cada dos por tres. En la tele documentales y películas viejunas. Solo había dos canales. El campechano salió por la tele pasada la 1 de la madrugada, pero yo ya estaría en la cama. Milans anuló el estado de excepción a las 5:45.
Por la mañana nos levantamos y desayunamos como siempre para estar en clase a las 9. Es posible que algunos alumnos no acudieran, pero sí la inmensa mayoría, y creo que todos los profesores. A las diputadas las dejaron salir a las 10, y a los diputados a las 12 y cuarto. En la EGB creo que las clases eran a las 9, a las 10, recreo de 11 a 11 y media, y la última clase de la mañana de 11 y media a 12 y media. Después de comer otras dos horas. Total, que aunque esa mañana acudimos al colegio, nos pasamos la mañana sin dar clase, escuchando la radio, cuchicheando y dibujando. Los profes de vez en cuando salían de clase, había movimiento en los pasillos, y entraban con algún periódico. Al llegar a casa a mediodía ya vimos en la tele el resumen de la opereta.
Esa tarde ya no sé si hubo clase. Es posible que la suspendieran y nos lo comunicaran a lo largo de la mañana. Por aquel entonces la comunicación entre el colegio y los padres era casi exclusivamente a través de los alumnos. Nos daban los recados de viva voz, y lo más importante por escrito, en mano. No recuerdo que usaran el teléfono más que excepcionalmente.