Palma y su área metropolitana podría ser uno de los países más prósperos del mundo, una Singapur mediterránea. No tendría que mantener al resto de la isla ni aportar nada al gobierno central. Ibiza podría subsistir sin el resto del archipiélago y de España perfectamente, y sería un país rico. Sin embargo nadie reivindica crear una Singapur mediterránea en Palma ni la independencia de Ibiza, es lo que tiene no ser unos egoístas de mierda, el saber pensar en el futuro y tener claro que la bonanza económica no es ilimitada y que una región rica que hoy aporta más de lo que recibe puede dentro de una década, o de dos, pasar por dificultades económicas porque el turismo de otros países mediterráneos se vuelva más competitivo y más rentable para nuestros preciados turistas del norte. Y es lo que tiene saberse parte de un país como España, esta tremenda mole que se alza en el paisaje de la Historia, amasada de piedra, sangre y sueños, constructora de nuevos mundos, cuna de hazañas legendarias, féretro de tantas ilusiones, cosida a cicatrices, gloriosa y humillada, mística y prosaica (esto último es de Alejo Vidal Quadras, catalán, español y patriota).