Las mujeres son unas mentirosas. Muchas de las que dicen que tienen novio son unas troleras.
En ciertos ambientes, pongamos por ejemplo en un trabajo en el que haya bastante gente ,si reconocen abiertamente que no tienen novio se sentirían frustradas, están bastante quemadas y una forma de rebelarse es decir que van a pasar el fin de semana con el novio o que van a salir esa noche a cenar.A menudo mentiras y fantasías.
Está comprobado estadísticamente que hay un gran porventaje de hombres en edad adulta sin pareja y además con pocas posibilidades de conseguirla. Ahí tenemos los matrimonios con extranjeras cada vez más frecuentes y por distintos medios.
Otro tanto ocurre con las mujeres y ello por varias razones.
Mujeres que se han concentrado en los estudios y trabajo, buscando el éxito profesional y la independencia económica. En este sector a la mayoría les pasa el tiempo y se quedan a verlas venir, mucho piso, coche, viajes y tal pero lo que verdaderamente necesitan es un maromo y no lo prueban.
Otras que tienen que trabajar duro para salir adelante con poca preparación. Se agarran a un clavo ardiendo, la mayoría tienen pareja pero a menudo les sale mal la cosa y se quedan también a dos velas. En cualquier caso suelen encontrar.
Las jovencitas repipis , mucho amiguito y tal pero nada serio tampoco.
Las que están de vuelta tampoco tiene tan fácil encontrar un tío.
Lo que ocurre es que las pavas lo llevan mal y no es como nosotros que vamos de puticlub y lo pasamos tan bien, tapando en cierto modo el hueco que tenemos .
Muchas salen poco y se encierran en sus cosas, por lo que casi están olvidadas hasta para las estadísticas.
La típica cajera de supermercado que está continuamente pavoneándose de su novio, una de dos, o es mentira y es una fantasía que tiene para presumir con las compañeras o si es verdad había que ver cómo es el supuesto novio para enrollarse con esa clase de chica, porque yo a veces me fijo en ellas y pienso , pero bueno, a estas cuando les quitan el uniforme qué quedará debajo, porque dan la sensación de ser tan poca cosa, tan vulgares , tan insignificantes , tan previsibles y ordinarias que lo mejor es largarse a cualquier puticlub para recuperar la fe en el género femenino.