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Me temo que Gabo no va a escribir mucho más...

Gabo ya no recuerda los nombres de sus amigos | Cultura | elmundo.es

Recuerdo que hace ya casi diez años, Gabriel García Márquez pedía –no sin cierta ironía– jubilar la ortografía, “terror del ser humano desde la cuna: enterremos las haches rupestres, firmemos un tratado de limites entre la “ge” y la “jota” […]”. Sin llevar tan lejos la cosa, me atreveré yo a desanimar a quienes intenten encorsetar la ortografía entre reglas. Insisto en que no hay tales, sino grafías acrisoladas con un cierto capricho y cuya única nemotecnia de probada eficiencia es haberlas visto bien escritas decenas de veces, en largos ratos de lúdica y provechosa lectura.
 
Entonces empezó el viento tibio, incipiente, lleno de voces del pasado, de murmullos de geranios antiguos, de suspiros de desengaños anteriores a las nostalgias más tenaces. No lo advirtió porque en aquel momento estaba descubriendo los primeros indicios de su ser, en un anhelo concupiscente que se dejaba arrastrar por la frivolidad a través de un páramo alucinado, en busca de una mujer hermosa a quien no haría feliz. Aureliano lo reconoció, persiguió los caminos ocultos de su descendencia, y encontró el instante de su propia concepción entre los alacranes y las mariposas amarillas de un baño crepuscular, donde un menestral saciaba su lujuria con una mujer que se le entregaba por rebeldía. Estaba tan absorto, que no sintió tampoco la segunda arremetida del viento, cuya potencia ciclónica arrancó de los quicios las puertas y las ventanas, descuajó el techo de la galería oriental, y desarraigó los cimientos. Sólo entonces descubrió que Amaranta Úrsula no era su hermana sino su tía, y que Francis Drake había asaltado a Richacha solamente para que ellos pudieran buscarse por los laberintos mas intrincados de la sangre, hasta engendrar el animal mitológico que había de poner término a la estirpe. Macondo era ya un pavoroso remolino de polvo y escombros centrifugado por la cólera del huracán bíblico, cuando Aureliano saltó once páginas para no perder el tiempo en hechos demasiado conocidos, y empezó a descifrar el instante que estaba viviendo, descifrándolo a medida que lo vivía, profetizándose a sí mismo en el acto de descifrar la última página de los pergaminos, como si se estuviera viendo en un espejo hablado. Entonces dio otro salto para anticiparse a las predicciones y averiguar la fecha y las circunstancias de su muerte. Sin embargo, antes de llegar al verso final ya había comprendido que no saldría jamás de ese cuarto, pues estaba previsto que la ciudad de los espejos (o de los espejismos) sería arrasada por el viento y desterrada de la memoria de los hombres en el instante en que Aureliano Babilonia acabara de descifrar los pergaminos, y que todo lo escrito en ellos era irrepetible desde siempre porque las estirpes condenadas a cien años de soledad no tenían una segunda oportunidad sobre la tierra.
 
turmion2 rebuznó:
Cuentame como está y tal. Yo soy pauper y esperaré a que salga la edición de bolsillo.
No es ninguna maravilla, si bien tiene buenos momentos, como en cualquier novela de Palahniuk, no es para tirar cohetes.
 
conocen los señore alguna pagina para descargarse por la patilla los libros de la uned en formato epub y similar (se que es mucho pedir hamijos)?
 
Jane Austen con trece años:

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Milan Kundera en París, el año 1975

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Kurt Vonnegut en la adolescencia

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Chejov con Tolstoi, obviamente no invitaron a Dostoievski.

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habeis leido el relato en el que esta basado Blade Runner? el de "Sueñan los androides con ovejas electricas"? es que lo tengo en mi kindle guardado para leer en cuanto termine lo que estoy leyendo ahora ¿merece la pena?
 
Mola muchísimo, pero no esperes grandes discursos ni romanticismo crepuscular.
 
Confirmada la autoría de una obra inédita del Nobel nipón Yasunari Kawabata

Draft confirmed as Kawabata novel | The Japan Times Online


Johnny Depp rescata una novela inédita del músico Woody Guthrie

Johnny Depp rescata una novela indita de Woody Guthrie - ABC.es


Para los interesados en el mundo del cómic y en la lectura en general: Los premios de la industria del cómic Will Eisner Awards 2012 se han concedido este fin de semana en la Comic-Con de San Diego.

Entre el palmarés figura el español Marcos Martín por su trabajo en la colección Daredevil, un más que merecido premio.

Podéis consultar el resto de galardonados en este enlace:

The 2012 Eisner Awards :: Winners List
 
Pues al final el Nobel ha sido para un chino. Está claro que los suecos no van a darle el Nobel nunca a Thomas Pynchon porque saben que no iría a recogerlo. Por lo visto le dieron en una ocasión un premio en EEUU y mandó a un payaso a recogerlo :lol:
 
Gregory_Peck rebuznó:
Pues al final el Nobel ha sido para un chino. Está claro que los suecos no van a darle el Nobel nunca a Thomas Pynchon porque saben que no iría a recogerlo. Por lo visto le dieron en una ocasión un premio en EEUU y mandó a un payaso a recogerlo :lol:


El mes que viene publican en español el Black Postcards de Wareham, con un capítulo inédito escrito especialmente para esta edición.


Primera publicación de una serie que promete bastante, empezando así.
 
Hikikomori#382 rebuznó:
El mes que viene publican en español el Black Postcards de Wareham, con un capítulo inédito escrito especialmente para esta edición.


Primera publicación de una serie que promete bastante, empezando así.

Miedo me da la traducción.

Y lo mismo intentan pasar por inédito el añadido que hubo en su día entre la versión tapa dura y la de bolsillo posterior.

PD: edito porque me hace risa que lo mismo la gente no sabe quién es el Wareham y se creen que es el Nobel de hace unos años o algo :lol:
 
Jark Prongo rebuznó:
¿Gabriel García Márquez?


Haminjo Pronjo, sepa hustec que me cae jenial, y que creo que terminaremos ambos guionizando un remake de Pink Flamingos, pero con Thurbo llevando una fregona usada en la cabeza y D'Alessandro recitando el Corán; pero con Gabbo no se me meta, que me aría una profunda erida en mi halma. Y eso no me hagrada.
 
Parece mentira que no lo conozcas, Peck, por una vez que no salto para que luego conteste con un :lol: y va a y caes tú.


Por cierto:

:lol:
 
Alguien puede poner algun enlace para descargar La caida de los Gigantes de ken Follet? estoy buscando y todos los enlaces que pillo estan caidos...

Me vale tanto epub como movi
 
Gregory_Peck rebuznó:
Haminjo Pronjo, sepa hustec que me cae jenial, y que creo que terminaremos ambos guionizando un remake de Pink Flamingos, pero con Thurbo llevando una fregona usada en la cabeza y D'Alessandro recitando el Corán; pero con Gabbo no se me meta, que me aría una profunda erida en mi halma. Y eso no me hagrada.

:lol:

ruben_clv rebuznó:
Parece mentira que no lo conozcas, Peck, por una vez que no salto para que luego conteste con un :lol: y va a y caes tú.


Por cierto:

:lol:

:lol: :lol:
 
SPETNAZ rebuznó:
conocen los señore alguna pagina para descargarse por la patilla los libros de la uned en formato epub y similar (se que es mucho pedir hamijos)?

¿De qué carrera?
 
Arthur Conan Doyle, escribiendo sobre la maratón de los JJOO de 1908.

Estaba sentado a unos pocos metros de Dorando Pietri.

But now the great race is nearing us.

We are waiting, eighty thousand of us, for the man to appear, waiting anxiously, eagerly, with long turbulent swayings and headings which mark the impatience of the multitude. Through yonder doors he must come.

Every eye in the great curved bank of humanity is fixed upon the gap. What blazoning will show upon that dust-stained jersey – the red maple leaf, the blue and yellow, the Stars and Stripes, or the simple numbers of the Britons? Those figures on the board tell us nothing. It is the man who has a dash in him at the end who may head the field. He must be very near now, speeding down the street between the lines of shouting people. We can hear the growing murmur. Every eye is on the gap. And then at last he came.

But how different from the exultant victor whom we expected! Out of the dark archway there staggered a little man, with red running-drawers, a tiny boy-like creature. He reeled as he entered and faced the roar of the applause. Then he feebly turned to the left and wearily trotted round the track. Friends and encouragers were pressing round him.

Suddenly the whole group stopped. There were wild gesticulations. Men stooped and rose again. Good heavens, he has fainted: is it possible that even at this last moment the prize may slip through his fingers? Every eye slides round to that dark archway. No second man has yet appeared. Then a great sigh of relief goes up. I do not think that in all that great assembly any man would have wished victory to be torn at the last instant from this plucky little Italian. He has won it. He should have it.

Thank God, he is on his feet again – the little red legs going incoherently, but drumming hard, driven by a supreme will within. There is a groan as he falls once more, and a cheer as he staggers again to his feet. It is horrible, and yet fascinating, this struggle between a set purpose and an utterly exhausted frame. Again, for a hundred yards, he ran in the same furious and yet uncertain gait. Then again he collapsed, kind hands saving him from a heavy fall.

He was within a few yards of my seat. Amid stooping figures and groping hands I caught a glimpse of the haggard, yellow face, the glazed and expressionless eyes, the lank dark hair streaked across the brow. Surely he is done now. He cannot rise again.

From under the archway has darted the second runner, hayes, Stars and Stripes on his breast, going gallantly well within his strength. There is only twenty yards to do if the Italian can do it. He staggered up, no trace of intelligence upon his set face, and again the red legs broke into their strange automatic amble.

Will he fall again? No, he sways, he balances, and then he is through the tape and into a score of friendly arms. He has gone to the extreme of human endurance. No Roman of the prime ever bore himself better than Dorando of the Olympics of 1908. The great breed is not yet extinct.

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