No me gusta la gente de vida disoluta que trasnocha, y menos en un alto cargo como es todo un gerente de esta sacrosanta casa. Anoche, pasada ya la medianoche seguía conectado, entiendo que habrá subordinados para tal tarea. Si no sabe delegar y poner a alguno de los subalternos como Rhodium o alguno de los otros dos pipiolos a hacer guardias, de mí que no espere respeto.
Me gustan los hombres con dote de mando, que sepan imponer su posición, que hagan valer su cargo. No me parece bien que un señor que tiene que administrar y dirigir esta macroempresa esté trasnochando como un vulgar rojo de salón. Espero que el nuevo administrador sea un hombre de los que se visten por los pies, con familia e hijos, chalet en el extrarradio, que lleve a sus hijos a colegios privados y a clases de música por las tardes, que disponga de personal de servicio en casa: chacha y jardinero. Que visite a la suegra los domingos después de la misa.
Necesitamos un gestor con una estabilidad emocional, que tenga su vida asentada sobre firmes cimientos, un tipo emocionalmente sano. No necesitamos a cuarentones inestables que persiguen a veinteañeras, ni a carcamales cascarrabias, ni a subnormales que para cambiar el color de la interfaz se cargar años y años de experiencias en el Putas.
Un manicomio no lo puede dirigir otro loco, me cago en dios, lo tiene que dirigir un señor con los pies en el suelo.
Buenos días.