Seamos algo más idealistas, algo más condescendientes, comprendamos las ilusiones y los sueños de un romántico aventurero que no pone límites a sus deseos de vivir experiencias inolvidables. Es digno de alabanza su empeño, su altura de miras que no se contamina por obligaciones ni cortapisas tan prosaicas y arrastradas como el dinero. Es un magnífico ejemplo de como plantarle cara a la crisis y no permitir que gobierne sobre nuestras ilusiones. ¡Bravo por él!
Abandono la ironía y retomo el desencanto. Otro ejemplo más de la sociedad infantil y acomodada que hemos construido. El esfuerzo, las renuncias, los imposibles necesarios y naturales no forman parte de la filosofía vital de una gran parte de la población de este país. Es una combinación suicida de inmadurez, egoísmo y cretinismo profundo lo que guía los pasos de semejantes ejemplares, que no tardarán en pedir subvenciones y comprensión. Irán de programa en programa haciendo proselitismo del buen rollo, exhibiendo greñas y habla gangosa y "viviendo a tope". Unos cuantos meses pasando hambre y un desahucio lo arregla todo.