El oso y el madroño es un fail tamaño premium como la sirena o el niño meando.
La ciudad que me ha dejado más boquiabierto de toda Europa, y no se ha mencionado aquí, es Brujas. Hay que visitar ese lugar una vez en la vida, hoyga.
Sobre el Colíseo, que tuve la ocasión de reconocer relativamente hace poco, sí, me pareció sucio, pero antes de percatarme de eso se me habían caído los cojones al suelo, las lágrimas por las mejillas y la emoción por todo mi cuerpo. Es grandioso, descomunal y algo que si plantas imaginación te deja perplejo.
La Capellla Sixtina, otra cosa igual. Sí, la iluminación no acompaña, te tienes que tragar medio múseo del Vaticano para poder llegar, hay tropecientos mil turistas en la sala. Pero cuando entras y ves esas figuras, que casí puedes tocar, hoyga, mi novia me tuvo que sacar del recinto como a un súcnor y cerrarme la boca.
Por ejemplo, pese a su tamaño la basílica de San Pedro, no me impresionó ni la octava parte. No tuve los sentimientos de los dos primeros monumentos.
El ascensor de Lisboa me pareció bastante cuco, y para nada pienso que Lisboa sea una mierdaca triste y pequeña. La tengo en buena estima, porque pasear por sus calles me resulta placentero.
Creo que no se puede ir a ver monumentos como el colecciona cromos, no. Yo no viajo para luego sacarles a mis hamijos y familiares las fotos de donde he estado haciendo el gorila. Yo cuando viajo es porque quiero ir ahí, y me dejo llevar por lo que veo. Muchos van como si fueran a comprar un coche, y esperan todos los extras. El viajar es una cuestión de sentimiento, si lo trivializas como algo que hay que hacer porque ser más que los demás, es cuando vienen las situaciones de a mi las pirámides me parecen un puf, al colíseo le falta una mano de pintura, en Venecia hay mucha agua, etc, etc...