A mí más que los zapatos me molestó un poco el vaso que se me clavó en la suela, la atravesó y me rajó el pie. Les dejé el suelo del garito con una bonita decoración en rojo y luego tuve una charla muy amena con las enfermeras que me curaron en urgencias, muy majas ellas, que se alegraron de que por fin llegara alguien que no tenía un coma etílico.