Por qué voy de putas
¿Por qué voy de putas? Porque el búho sobrevuela, bajo el claro de la luna, un campo en el que gritan los heridos. Al igual que él, sobrevuelo yo en la noche mi propia infelicidad. Soy un solitario enfermizo. Tengo miedo a la muerte, amo y sufro de modos distintos: dejo de lado entonces mis dolores y digo que mienten. Afuera hace frío a pesar de ser verano. No sé por qué estoy ardiendo en mi casa: no tengo fuego, hiela. Si estuviera afuera desnudo, aquejado, detenido por los polis, perdido (oiría mejor desde mi habitación las voces y las risas de las chicas de la calle), el rechinar de mis dientes seguiría mintiendo.
He desvestido a tantas chicas en casas de mala reputación. Bebo, estoy borracho, y no me siento feliz sino a condición de estar indefenso. La libertad que uno tiene sólo en este tipo de casas o pisos.
En las casas de mala reputación, puedo quitarme los pantalones, sentarme en el regazo de una puta y llorar. Eso tampoco importa, no es sino una mentira, que consume, sin embargo, el pobre posible.
Tengo en mi culo una idea pueril, honesta y tanto miedo en el fondo. Mezcla de horror, de amor infeliz, de lucidez (¡El búho!)...
Como un loco fugado de un manicomio, mi locura me encierra de nuevo. Mi delirio está descompuesto. No sé si me río de la noche, o si la noche... Estoy solo y, sin una puta, lloro. Mi llanto se pierde del mismo modo que la vida en la muerte. La obscenidad exaspera al amor.
Amo a una puta, hasta el punto de amar su ausencia y de amar en ella mi angustia.
Mi debilidad: arder, reír, gozar, pero cuando viene el frío, carecer de coraje de vivir.
Lo peor: tantas vidas indefendibles –tanta vanidad, fealdad y vacío moral. Una mujer pública nunca proclamará el imperio del error... La multitud –inaptitud, desecho- ¿no es en conjunto un error?; la caída del ser en el individuo, del individuo en la multitud, ¿no es, en nuestras tinieblas, un “todo salvo...”? Lo peor sería Dios, más bien o mejor, una puta diciendo: “Hola, cariño”; más bien yo mismo acostado con una puta, pero el resto de la noche sollozando, condenado a querer lo imposible. Después, las torturas, el pus, el sudor, la ignominia.
Toda una actividad de muerte en vista de resultados mezquinos.
En este laberinto de la impotencia (la mentira por todas partes), olvido el instante en el que comienza la función: una puta levantándose la mini, riéndose en el espejo, me precipito sobre ella, juego, trato de hurtarle los “extras” rogándole, la beso en la boca y los senos saltando del vestido...
Desnudez de una puta... Desnudez de una puta, ¿me liberará alguna de la angustia?
Pues no... Entonces seguid dándome angustia.... Por eso, voy de putas.
Este post fue publicado en otro foro bajo otro nick, hago la aclaración para que luego no me acusen de plagio.
Saludos, Jaral.