Para variar, tengo una historia putapénica al respecto.
Como sabéis yo era un pringado tremendo en mi adolescencia. Cuando empecé con mi primera novia yo sentía que era una carambola del universo, que no la merecía, que en absoluto estaba a su altura, que había que aprovechar hasta que se diese cuenta de que estaba con un tonto de los cojones.
¿Qué resultó de toda esta situación mental?
Ni más ni menos que una actitud temerosa, pusilánime y muy de persona dominada.
Me daba miedo cagarla, así que no decía esta boca es mía.
Ella, que ya tenía sapiencia en temas de amoríos y era pelín hija de puta, se aprovechaba de ello.
No hablo de tema invitar a cenar o yo pagarlo todo porque ahí no había dónde rascar sino en actitudes para conmigo.
Ella cortaba el bacalao, y lo sabía.
Total, que en las proximidades de la mierda esta de San Calcetín pues me dice que qué le voy a comprar y yo que gñé. Y ella se cabrea, o hace que se cabrea, y se pasa la tarde de morros y a ratos directamente sin hablarme. Durante esa semana cuando hablamos por teléfono me hace saber en repetidas ocasiones su decepción. El viernes salimos y en una escaparate de una joyería me señala un anillo, uno de ámbar, 7000 pesetas, y dice que quiere eso.
Yo digo que no tengo ese dinero y ella otra vez de morros, que el amor hay que demostrarlo y al parecer el amor tiene valor monetario porque se demuestra así.
Yo tiendo a la filosofía barata y digo que a mí nadie me dice cuándo debo comprar nada y menos el corte inglés, que esto lo ha inventado el corte inglés la digo.
Yo me quemo las neuronas porque no tengo ese dinero y no sé de dónde sacarlo.
Pues en una vuelta a mi casa desde la casa de la tipa esta me encuentro a mí abuelo y le comento la jugada por encima. Me dice que me va a ayudar pero que si ayuda no va a ser gratuita. Me dice que el, como yo sé, se va al pueblo todos los sábados por la mañana y vuelve el domingo a la noche. Me dice que me vaya con él durante todos los fines de semana de enero a ayudarle y que al cabo del mes me da el dinero.
Él también se aprovechó de mi porque me tuvo de sol a sol quitado malas hierbas, haciendo recados, limpiando la casa, limpiando la moto. En fin, que así a ojo me debió pagar menos de 100 ptas la hora, el puto esclavista, aunque hoy lo pienso y fueron los días que más cerca pasé con él y fueron días bonitos.
Él bromeaba todo el rato, me decía que si haciendo esto no me la conseguía joder es que era tonto.
Acabó enero, me dió el dinero y yo me fui a la puta tienda esa y compré el anillo.
La conversación del día de San Valentín con la novia fue la siguiente recreación novelada:
- Toma tu regalo, chata, felicidades, tqm
(Lo abre)
-Ahhhh jajaja!!! Tomaaaa apuesta ganada!!!!
- Ah?
- Joder, me aposté con Helena que me comprabas este anillo al final
- Pero te gusta?
- Bueno
- Ah?
- No mucho, no me gusta mucho el ámbar
- Hostia
- La cosa es que este anillo le gustaba a Helena y me dijo que su novio no se lo compraría ni de coña y yo me aposté con ella a que yo si iba a conseguir que tú me lo comprases
- Hostia
- Has quedado como un buen novio, ya verás que envidia, Helena
- He quedado como un tonto, joder, me has utilizado, me siento gilipollas
- Que no, si lo importante es que estás dispuesto a estas cosas por mi
- No joder, hostia, me he gastado dinero que no tengo en esto, que ni si quiera te gusta, joder.
No tuve los cojones para darle 4 horarias, ni para irme ni para otra cosa que no fuese que se me saltasen las putas lágrimas porque en mi cabeza solo retumbaba una idea: que ella se morreaba conmigo, que me hacía pajas y alguna mamada, pero que se estaba riendo de mí, que ella también se reía de mi.
Así que nada, no llegó a ser una frase pomposa de " me juré a mí mismo no comprar jamás nada" pero creo que el recuerdo nefasto de mi primer San Valentín acompañado ha hecho que sea algo que ni me planteo nunca, regalar ene este día.
También he tenido suerte y el resto de novias nunca me han pedido nada y creo que no esperaban nada ese día, si bien es cierto que la sevillana sí que me regalaba a mí cosas para San Valentín.