HombrePollo
Veterano
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- 4 May 2004
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Mi movil se ha escoñado y no me ha sonado la alarma esta mañana, al levantarme me he pegado un ostiazo contra la lamparilla de noche, luego por las prisas no he cogido el bonobús y he tenido que pagarle al conductor con centimos que tenía sueltos faltandome 5, por lo que se me ha quedado mirando como a un indigente. Nos tiramos 20 minutos esperando a que se aparte una camioneta mal estacionada que obstaculizaba el paso, mientras tanto, yo de pie en el bus aprisionado por inmigrantes y otras subespecies cuyo aliento me causaba nauseas, que me observan de forma extraña. Al llegar al curro me doy cuenta que me he puesto la camiseta de footing y emano un pestazo que espanta.
Me caigo de sueño y aprovecho un momento para hacerme un café en el microondas, mientras hecho la leche noto que la taza sigue vacía a la vez que mis pantalones comienzan a humedecerse, ya que el tetabrick había sido mal abierto por algún gilipollas. Me quemo los labios al beberme el cafe y trás eso me entran unas terribles ganar de cagar, posiblemente debido a la mala leche que llevaba dentro. Me meto en el servicio y cuando estoy en mitad de la faena me doy cuenta que no hay papel, así que me limpio como puedo con un clinex medio usado que llevaba encima.
Con el ojete semimierdoso, los pantalones manchados, apestando a sudor y todavía medio dormido por culpa del cafe descafeinado (Ya podian habermelo dicho antes de hacerlo), vuelvo a mi puesto cuando noto que en mis intestinos se produce una reacción química que produce un aumento de la presión interior solo aliviable liberando gas a través del final del conducto anal. Miro derecha, miro izquierda y no hay nadie, así que aprovecho para soltar una silenciosa pero putrefactamente olorosa ventosidad. Asqueandome de mi mismo ante tal repugnancia, comienzo a pensar que todo marcha bien cuando oigo a mis espaldas una voz que dice:
-Uffff, que asco tio, ten un poco más de miramiento.
Era la secretaría, musa de mis sueños más eróticos, que sin darme cuenta se encontraba buscando unos papeles en el archivador de detrás mio.
La cuestión es:
¿Es el momento ideal para suicidarse o espero a que me pase algo más grotesco?
Me caigo de sueño y aprovecho un momento para hacerme un café en el microondas, mientras hecho la leche noto que la taza sigue vacía a la vez que mis pantalones comienzan a humedecerse, ya que el tetabrick había sido mal abierto por algún gilipollas. Me quemo los labios al beberme el cafe y trás eso me entran unas terribles ganar de cagar, posiblemente debido a la mala leche que llevaba dentro. Me meto en el servicio y cuando estoy en mitad de la faena me doy cuenta que no hay papel, así que me limpio como puedo con un clinex medio usado que llevaba encima.
Con el ojete semimierdoso, los pantalones manchados, apestando a sudor y todavía medio dormido por culpa del cafe descafeinado (Ya podian habermelo dicho antes de hacerlo), vuelvo a mi puesto cuando noto que en mis intestinos se produce una reacción química que produce un aumento de la presión interior solo aliviable liberando gas a través del final del conducto anal. Miro derecha, miro izquierda y no hay nadie, así que aprovecho para soltar una silenciosa pero putrefactamente olorosa ventosidad. Asqueandome de mi mismo ante tal repugnancia, comienzo a pensar que todo marcha bien cuando oigo a mis espaldas una voz que dice:
-Uffff, que asco tio, ten un poco más de miramiento.
Era la secretaría, musa de mis sueños más eróticos, que sin darme cuenta se encontraba buscando unos papeles en el archivador de detrás mio.
La cuestión es:
¿Es el momento ideal para suicidarse o espero a que me pase algo más grotesco?