Hace apenas un par de días, en Álora (Málaga), apareció un guardia civil, en su pabellón de la casa cuartel muerto con un disparo en la cabeza. Al parecer se había suicidado.
Ningún medio de comunicación se hizo cargo de la noticia. No era personaje de la prensa del corazón, ni futbolista famoso, ni tampoco un político chupa sangres. Era un funcionario de esos que se juegan el tipo todos los días por cuatro cuartos. De esos a los que si alguno del gremio coge cincuenta euros mal cogidos, sale hasta en la sopa. Pero aquí no había pasado nada de eso. Sólo que desesperado, como tantos compañeros suyos, no pudo más y tiró por la calle de enmedio.
Ahora sólo su familia se queda con el recuerdo de este chico de 31 años, en plena flor de la vida. Que harto de ser incomprendido por la sociedad, sus mandos y posiblemente, porque había idealizado un cuerpo al que todos, o casi todos tenemos un respeto imponente, y que se le había caído del pedestal.
En la Guardia Civil pasa algo que nadie nos cuenta porque a nadie interesa. Es duro, pero aquí encaja el refrán de que "muerto el perro se acabó la rabia".
¿Qué pasa en una institución en la que se cuentan por miles los miembros que están de baja psicológica? ¿Porqué el director general de La Benemérita no hace nada al respecto? Es más, de este señor no se oye ni pío. Es posible que cuando un guardia, perdidas sus ilusiones, viendo que lo que él creía que era, no era, termine volándose a cabeza, deje de dar problemas.
¿Porqué nadie nos cuenta lo de las bajas psicológicas entre estos hombres y mujeres que manejan armas? ¿Porqué estos hombres y mujeres no pueden decir nada de sus situaciones laborales y económicas, y sólo les queda responder a sus mandos con un "sí Bwana"? Estamos ya en pleno siglo XXI, y todavía hay en España unos trabajadores sin derechos sindicales. A los que no ampara el Estatuto de los Trabajadores. Que son sometidos a unas presiones indescriptibles si se dan de baja, y más si lo hacen por un problema psicológico. Llegando al extremo de que tengan que tomar la decisión, naturalmente equivocada de este guardia de Álora, que ha dejado de plantear problemas a `la empresa´ (que en esto es en lo que se ha convertido tan glorioso Cuerpo), y se pegue un tiro.
No sé si esto le interesará a alguien. Yo lo escribo aquí para que se conciencie la gente, de cómo viven y cómo mueren muchos, porque son muchos. De estos hombres y mujeres. Servidores de todos. A los que llamamos cuando se nos ahuma el pescado a los españoles para lo que sea: para un incendio, un parto, un accidente, y un etc. larguísimo.
Para el que murió, mi reconocimiento y esté donde esté, que sepa que por lo menos un español le agradece su entrega estéril. Para el resto, mi admiración y respeto por su dedicación, por entregarse a su trabajo con tesón, esfuerzo aun a sabiendas de que nadie se lo va a pagar como se merecen, y ya no me refiero sólo a lo material.
¡Que Dios os bendiga a todos/as los/as guardias civiles! A los muertos y a los que váis quedando, quemados muchos por la incomprensión y un régimen casi medieval.
https://guardiasciviles.com/ver_noticias.asp?id=4172
Ningún medio de comunicación se hizo cargo de la noticia. No era personaje de la prensa del corazón, ni futbolista famoso, ni tampoco un político chupa sangres. Era un funcionario de esos que se juegan el tipo todos los días por cuatro cuartos. De esos a los que si alguno del gremio coge cincuenta euros mal cogidos, sale hasta en la sopa. Pero aquí no había pasado nada de eso. Sólo que desesperado, como tantos compañeros suyos, no pudo más y tiró por la calle de enmedio.
Ahora sólo su familia se queda con el recuerdo de este chico de 31 años, en plena flor de la vida. Que harto de ser incomprendido por la sociedad, sus mandos y posiblemente, porque había idealizado un cuerpo al que todos, o casi todos tenemos un respeto imponente, y que se le había caído del pedestal.
En la Guardia Civil pasa algo que nadie nos cuenta porque a nadie interesa. Es duro, pero aquí encaja el refrán de que "muerto el perro se acabó la rabia".
¿Qué pasa en una institución en la que se cuentan por miles los miembros que están de baja psicológica? ¿Porqué el director general de La Benemérita no hace nada al respecto? Es más, de este señor no se oye ni pío. Es posible que cuando un guardia, perdidas sus ilusiones, viendo que lo que él creía que era, no era, termine volándose a cabeza, deje de dar problemas.
¿Porqué nadie nos cuenta lo de las bajas psicológicas entre estos hombres y mujeres que manejan armas? ¿Porqué estos hombres y mujeres no pueden decir nada de sus situaciones laborales y económicas, y sólo les queda responder a sus mandos con un "sí Bwana"? Estamos ya en pleno siglo XXI, y todavía hay en España unos trabajadores sin derechos sindicales. A los que no ampara el Estatuto de los Trabajadores. Que son sometidos a unas presiones indescriptibles si se dan de baja, y más si lo hacen por un problema psicológico. Llegando al extremo de que tengan que tomar la decisión, naturalmente equivocada de este guardia de Álora, que ha dejado de plantear problemas a `la empresa´ (que en esto es en lo que se ha convertido tan glorioso Cuerpo), y se pegue un tiro.
No sé si esto le interesará a alguien. Yo lo escribo aquí para que se conciencie la gente, de cómo viven y cómo mueren muchos, porque son muchos. De estos hombres y mujeres. Servidores de todos. A los que llamamos cuando se nos ahuma el pescado a los españoles para lo que sea: para un incendio, un parto, un accidente, y un etc. larguísimo.
Para el que murió, mi reconocimiento y esté donde esté, que sepa que por lo menos un español le agradece su entrega estéril. Para el resto, mi admiración y respeto por su dedicación, por entregarse a su trabajo con tesón, esfuerzo aun a sabiendas de que nadie se lo va a pagar como se merecen, y ya no me refiero sólo a lo material.
¡Que Dios os bendiga a todos/as los/as guardias civiles! A los muertos y a los que váis quedando, quemados muchos por la incomprensión y un régimen casi medieval.
https://guardiasciviles.com/ver_noticias.asp?id=4172