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- 22 Feb 2009
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Son las 13:30 de un soleado jueves de primavera. Los 1455 afortunados pasajeros flamean alegremente al viento sus pañuelos. Tripulado por 903 hombres al mando del Capitán Edward J. Smith, el buque más seguro y lujoso conocido, auténtico portento de la ingeniería masculina puesto indiscriminadamente al servicio de las mujeres sin mayor condición que la de pagar su boleto correspondiente, se separa lentamente de los muelles irlandeses en su viaje inaugural a Nueva York.
Tres días más tarde la fastuosa mansión flotante de 46329 toneladas avanza a 23 nudos sobre las gélidas aguas del Atlántico Norte. Concebido y diseñado como una auténtica fortaleza del esnobismo sobre las aguas, el RMS Titanic no sólo está equipado con lujos que no se pueden equiparar a los de ningún otro transatlántico de la época sino que además incopora toda una serie de novedosos avances técnicos como las mamparas herméticas que dividen el buque en 17 secciones independientes, telegrafía y un nuevo diseño de hélice tripala. A las 23:40 del domingo 14 de abril, el vigía de la campana de cofa avista un iceberg, a unos 450 m al frente.
Sólo 37 segundos después, el hielo abre una brecha de 75 m de longitud en su costado de estribor por debajo de su línea de flotación. Desde el puente de mando se confía en la capacidad del buque para resistir el embite, pero una vez inundada la quinta sección de calderas del vajel la gigantesca estructura de acero empieza a retorcerse. El capitán ordena la transmisión de un S.O.S por radio y empieza a disponer los protocolos para una evacuación ordenada del pasaje. Los cimientos cristalinos del mundo de la alta burguesía inglesa se desmoronan por momentos y bajo la fina capa de barniz victoriano salen a la luz los sentimientos humanos más primitivos, el instinto de supervivencia y el miedo, y el caos se desata. Hay Hostias como panes, órdenes y contraórdenes, y los enloquecidos tripulantes de la White Star Line tratan de mantener la cordura en un navío atenazado por el pánico entre el desorden general.
Dos horas y cuarenta minutos más tarde, el buque desaparece bajo las heladas aguas llevándose con él 1503 personas.
Sin embargo, en este infierno desatado puede que aún haya redención para la humanidad: nos hallamos en el ilustre hilo de los sacrificios de pareja.
Tras las instrucciones del capitán Smith y en un alarde de caballerosidad, de honor y de sacrificio para con la prójima, los miembros del pasaje masculino siguen al pie de la letra los estándares de la navegación y permiten a las mujeres y los niños un acceso preferente a los botes salvavidas, que eran a todas luces insuficientes debido a un exceso de arrogancia y prepotencia del hombre que marcó aquella melancólica etapa llamada 'La Belle Époque'.
La mayoría de ellos, obviamente, murieron. No así sus esposas, madres, hermanas e hijas, gran número de las cuales rehacieron sus vidas con otros hombres y otras familias al otro lado del Atlántico, a espaldas de sus famílias y sin volverse a poner en contacto nunca jamás ever con nadie, lejos de la monitorización inquisidora de la alta sociedad inglesa.
Dicho esto.
Foreros:
¿Creéis que merecen ser recordados estos primigenios pagafantas? ¿Representan sus principios los mismos que los vuestros? ¿Hubiérais actuado del mismo modo actualmente? ¿Hubiérais actuado del mismo modo en aquella época si pudiérais haber viajado al pasado en una travesía cruzando el espacio-tiempo?
Foreras:
¿Os hubiérais dejado salvar por estos simpáticos y acojonados machos con sombrero de copa? ¿U os hubiérais negado porque sois modelnas y tenéis estudios, y sois iguales a los hombres en derechos y deberes? ¿Hubiérais estado dispuestas a morir por vuestros novios losers o prometidos de frac almidonado sabedoras de que al otro lado del atlántico esperaban legiones de fornidos obreros con salario?
¿Qué sacrificios estáis dispuestos a acometer con el objetivo de beneficiar a vuestra pareja?
Razonadlo o hundíos.

Tres días más tarde la fastuosa mansión flotante de 46329 toneladas avanza a 23 nudos sobre las gélidas aguas del Atlántico Norte. Concebido y diseñado como una auténtica fortaleza del esnobismo sobre las aguas, el RMS Titanic no sólo está equipado con lujos que no se pueden equiparar a los de ningún otro transatlántico de la época sino que además incopora toda una serie de novedosos avances técnicos como las mamparas herméticas que dividen el buque en 17 secciones independientes, telegrafía y un nuevo diseño de hélice tripala. A las 23:40 del domingo 14 de abril, el vigía de la campana de cofa avista un iceberg, a unos 450 m al frente.

Sólo 37 segundos después, el hielo abre una brecha de 75 m de longitud en su costado de estribor por debajo de su línea de flotación. Desde el puente de mando se confía en la capacidad del buque para resistir el embite, pero una vez inundada la quinta sección de calderas del vajel la gigantesca estructura de acero empieza a retorcerse. El capitán ordena la transmisión de un S.O.S por radio y empieza a disponer los protocolos para una evacuación ordenada del pasaje. Los cimientos cristalinos del mundo de la alta burguesía inglesa se desmoronan por momentos y bajo la fina capa de barniz victoriano salen a la luz los sentimientos humanos más primitivos, el instinto de supervivencia y el miedo, y el caos se desata. Hay Hostias como panes, órdenes y contraórdenes, y los enloquecidos tripulantes de la White Star Line tratan de mantener la cordura en un navío atenazado por el pánico entre el desorden general.

Dos horas y cuarenta minutos más tarde, el buque desaparece bajo las heladas aguas llevándose con él 1503 personas.

Sin embargo, en este infierno desatado puede que aún haya redención para la humanidad: nos hallamos en el ilustre hilo de los sacrificios de pareja.

Tras las instrucciones del capitán Smith y en un alarde de caballerosidad, de honor y de sacrificio para con la prójima, los miembros del pasaje masculino siguen al pie de la letra los estándares de la navegación y permiten a las mujeres y los niños un acceso preferente a los botes salvavidas, que eran a todas luces insuficientes debido a un exceso de arrogancia y prepotencia del hombre que marcó aquella melancólica etapa llamada 'La Belle Époque'.

La mayoría de ellos, obviamente, murieron. No así sus esposas, madres, hermanas e hijas, gran número de las cuales rehacieron sus vidas con otros hombres y otras familias al otro lado del Atlántico, a espaldas de sus famílias y sin volverse a poner en contacto nunca jamás ever con nadie, lejos de la monitorización inquisidora de la alta sociedad inglesa.
Dicho esto.
Foreros:

¿Creéis que merecen ser recordados estos primigenios pagafantas? ¿Representan sus principios los mismos que los vuestros? ¿Hubiérais actuado del mismo modo actualmente? ¿Hubiérais actuado del mismo modo en aquella época si pudiérais haber viajado al pasado en una travesía cruzando el espacio-tiempo?
Foreras:

¿Os hubiérais dejado salvar por estos simpáticos y acojonados machos con sombrero de copa? ¿U os hubiérais negado porque sois modelnas y tenéis estudios, y sois iguales a los hombres en derechos y deberes? ¿Hubiérais estado dispuestas a morir por vuestros novios losers o prometidos de frac almidonado sabedoras de que al otro lado del atlántico esperaban legiones de fornidos obreros con salario?

¿Qué sacrificios estáis dispuestos a acometer con el objetivo de beneficiar a vuestra pareja?
Razonadlo o hundíos.