Ay madre. Bueno, os voy a contar dos anecdotones de azafata, que me lo ha contado la tía.
Ella es islamofóbica, bueno, se ha hecho, desde que hace un recorrido que consiste en llevar a los morapios a que recen a los sitios santos. El Umra o algo así le llama, es que nunca lo he visto escrito. Aparte de las fotos de los viajeros, que son pa mear y no echar gota, ellos con túnica en bolas debajo y ellas tapadas como buzos hasta con guantes, me ha contado que por lo visto llevan todas las maletas llenas de mierda porque allí no pueden dejar deshechos. O sea... O sea.
Y me ha contado otra cosa, y vais a pensar que soy una cateta, y es que en estas cosas del Islam lo soy porque sólo sé que no me gustan, y ni me molesto en indagar sus porqués, es que no me interesa, es que no les quiero y ya está. Me la sudan sus denominaciones de atuendos, sus versículos, y sus diferencias entre unos y otros. Yo es que no puedo y ya está.
En fin, esta azafata se meaba, porque me contaba que al llegar al hotel se moría de hambre y no podía bajar a recepción hasta que la tía de abajo no viniera con la abaya. Y yo entendía "con la valla", y pensaba que venían con un biombo o algo. Ella se partía de risa, me explicó lo que era "abaya" y luego me dijo que no andaba yo tan desencaminada, que ha comido en restaurantes donde los morapios llevan un biombo portátil para tapar a sus mujeres, mujeres que ya van ataviadas como bolsas de basura gigantes con agujerillo en los ojos para ver un poco.
Es de locos todo.