De haber tenido 24h de reposo previas tras todo lo que llevaba, hubiese empalmado como un campeón.
No se le puede pedir a un maratoniano, que tras recorrer 50 km. quieras verle recorrer 10 km. minutos después.
Pues eso.
Además, le dolía la cabeza por el viaje, que no es lo mismo estar allí viviendo o días antes que ir pocas horas antes en un bus con un calorazo que ni el aslfalto de Atlanta en agosto.
Todo ese raro cóctel y esa serie de casualidades han desembocado en esta mala fortuna.
Y es que hasta el mejor escribano tiene un borrón.
Uno de 200, no es mal baremo.
No es más fuerte quien nunca se cae, sino quien se levanta tras caer y en este caso Fó se levantará y seguirá con su meteórica carrera, pues no ha sido más que un infortunado tropezón debido a nefastas casualidades que se han dado juntas y difícilmente se repetirán en el futuro.
Fó sigue pedaleando sin descanso, esto no es más que un leve traspiés que nadie recordará en un par de días.