Fall3n
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- 22 Sep 2006
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Esta mañana he recibido una llamada que ha decidido mi futuro. Tras varias pruebas fallidas, lesiones, decepciones y mucho esfuerzo, finalmente me han admitido en el Royal Ballet de Londres.
Llevo bailando desde los seis años. Siempre ha sido mi gran pasión, junto con el Death Metal, de ser una delicada figura llevada por el viento y la magia del Cascanueces de Pyotr Ilyich Tchaikovsky. Volando entre las notas con el cuerpo humano llevado al límite, y deshacerse por dentro con los aplausos de un público hipnotizado por una fragilidad, y a la vez fuerza y capacidad de torsión (J = 2p R3 t) mientras todavía te tiemblan las rodillas.
Ahora diréis: Maricon hijo de puta homogayer.
NO
Ser bailarín es mucho más que eso. Reboso heterosexualidad por todos mis poros, y probablemente ese haya sido lo que me ha distraído todo este tiempo de mi meta final, de la cual se requiere una capacidad de concentración donde las hormonas te juegan una mala pasada cuando menos te lo esperas.
Horas y horas me he llegado a pasar en los vestuarios de mis compañeras de ballet oliendo sus rosados y finos tutús, cascandomela como un mono y dibujando bellos motifs en sus bordes con el elixir que me ha privado de éxito durante todo este tiempo.
Probablemente un incidente que me costó un ojo de la cara en lo que a respeto se refiere es haber decorado tutús antes de ensayar el Lago de los Cisnes, y al primer spinning de la portadora de tan maravillosa obra de amor y admiración (y porque negarlo, cierta envidia), restos de mis flujos volaron grácilmente hacia los vestidos adyacentes causando así una intriga general y ciertas sospechas hacia el único chico del grupo.
Ser el único hombre no me preocupa. Me desenvuelvo bien con mujeres, ya que durante una época de mi vida fuí homosexual, pero tuve que dejarlo porque me lloraban los ojos.
Visto que esta es la gran oportunidad de mi vida, y que mi virilidad no puede seguir decidiendo el rumbo de mi vida (ya que tengo casi dos mil mensajes en un foro porno de depravados), he decidido que voy a informarme seriamente sobre la castración. No es un proceso que me guste, imagino que hay desayunos mejores, pero es el único camino.
Si todo va como espero, dentro unas semanas, no dependeré más de las zorras histéticas de las mujeres, de las pájas, de esperar durante media hora para que me carguen las abuelas que postean en el foro tetas con mi módem de 56K, y me olvidaré completamente de las posibles humillaciones con mis compañeras de trabajo.
Aclarado esto, procedo a la gran pregunta: Me corto las pelotas? Alguien lo ha hecho y tiene experiencia sobre el tema?
Gracias, anormales. Que la fuerza sea con vosotros y toda vuestra puta estirpe degenerada.
Moraleja: Sacrificaríais meterla por algo en este mundo? Siendo unos tristes pajilleros la respuesta parece simple, pero he aqui el quid de la cuestión; que no lo es.
P.D. Todo lo escrito en este post es absolutamente verídico.

Llevo bailando desde los seis años. Siempre ha sido mi gran pasión, junto con el Death Metal, de ser una delicada figura llevada por el viento y la magia del Cascanueces de Pyotr Ilyich Tchaikovsky. Volando entre las notas con el cuerpo humano llevado al límite, y deshacerse por dentro con los aplausos de un público hipnotizado por una fragilidad, y a la vez fuerza y capacidad de torsión (J = 2p R3 t) mientras todavía te tiemblan las rodillas.
Ahora diréis: Maricon hijo de puta homogayer.

NO
Ser bailarín es mucho más que eso. Reboso heterosexualidad por todos mis poros, y probablemente ese haya sido lo que me ha distraído todo este tiempo de mi meta final, de la cual se requiere una capacidad de concentración donde las hormonas te juegan una mala pasada cuando menos te lo esperas.
Horas y horas me he llegado a pasar en los vestuarios de mis compañeras de ballet oliendo sus rosados y finos tutús, cascandomela como un mono y dibujando bellos motifs en sus bordes con el elixir que me ha privado de éxito durante todo este tiempo.
Probablemente un incidente que me costó un ojo de la cara en lo que a respeto se refiere es haber decorado tutús antes de ensayar el Lago de los Cisnes, y al primer spinning de la portadora de tan maravillosa obra de amor y admiración (y porque negarlo, cierta envidia), restos de mis flujos volaron grácilmente hacia los vestidos adyacentes causando así una intriga general y ciertas sospechas hacia el único chico del grupo.
Ser el único hombre no me preocupa. Me desenvuelvo bien con mujeres, ya que durante una época de mi vida fuí homosexual, pero tuve que dejarlo porque me lloraban los ojos.

Visto que esta es la gran oportunidad de mi vida, y que mi virilidad no puede seguir decidiendo el rumbo de mi vida (ya que tengo casi dos mil mensajes en un foro porno de depravados), he decidido que voy a informarme seriamente sobre la castración. No es un proceso que me guste, imagino que hay desayunos mejores, pero es el único camino.
Si todo va como espero, dentro unas semanas, no dependeré más de las zorras histéticas de las mujeres, de las pájas, de esperar durante media hora para que me carguen las abuelas que postean en el foro tetas con mi módem de 56K, y me olvidaré completamente de las posibles humillaciones con mis compañeras de trabajo.
Aclarado esto, procedo a la gran pregunta: Me corto las pelotas? Alguien lo ha hecho y tiene experiencia sobre el tema?
Gracias, anormales. Que la fuerza sea con vosotros y toda vuestra puta estirpe degenerada.
Moraleja: Sacrificaríais meterla por algo en este mundo? Siendo unos tristes pajilleros la respuesta parece simple, pero he aqui el quid de la cuestión; que no lo es.
P.D. Todo lo escrito en este post es absolutamente verídico.