El estado, como dices, no debería poder establecer lo que cobra como máximo un directivo. Por otro lado a mi no me resulta irrelevante lo que ganen esos señores, pues suelen conformar una élite (generalizando asi un poco) que se manifiesta contraria a mis intereses de remero. Un caso sangrante es el de las eléctricas, que a base de sablear a sus clientes y untar debidamente a ministros y expresidentes, se hacen de oro con una cada vez mayor factura de la luz. Son empresas privadas, pero las decisiones de sus directivos me afectan directamente, por lo que si luego veo que se levantan un pastizal empobreciendo por el camino a la gente de a pie, el resentimiento va a ser inevitable.
Lo mismo para el jefazo de la CEOE, que se levanta en un día el SMI mientras que afirma que dicho SMI es muy alto.