El Loco de las Coles
Famelic escaleto
- Registro
- 29 May 2005
- Mensajes
- 12.633
- Reacciones
- 2
A mi derecha, un cristal colocado por manos humanas. Tras él, el mundo en toda su vasta extensión. La verdad es que no veo el mundo, lo tapa una enorme colmena de salones encendidos, y como en Murcia ya hace buen tiempo, puedo observar con detalle el interior de cada una de las viviendas.
En cada una de ellas se mueven una, dos, tres figuras indeterminadas, pues la distancia no me deja distinguir si son hombres o mujeres, si son niños o ancianos. Me basta con saber que son seres vivos, y sé que lo son porque se mueven y viven.
Moverse y vivir. Moverse y vivir. Moverse y vivir. Triste aspiración para unos seres que inventaron el tiempo y el lenguaje, nuestros ancestros hicieron todo el trabajo sucio y ahora nos hemos apoltronado en la comodidad del Fin de la Evolución.
COLMENA COLMENA COLMENA COLMENA
Adorad a la colmena, es el único mundo que conocéis.
A diario veo vivir a mucha gente, pero hace tiempo que dejé de verme, de verlos, como seres humanos. Son moléculas, muy complejas eso sí, que reaccionan químicamente, constantemente, durante el día y durante la noche. Por cierto, ¿sabíais que según los cánones lingüísticos el uso excesivo de adverbios terminados en mente es signo de mediocridad expresiva?
He aquí una pequeña macromolécula inteligente. Pues como esta, millones.
Sí, ya sé que OSLAFO. Yo también, pero no es el tema.
A menudo me encuentro con macromoléculas convencidas de que la vida debe vivirse, pues no cabe esperar más una vez que nos aventuramos en la laguna Estigia. Saben, o al menos han leído por ahí, que la única razón por la que somos radica en descargas eléctricas que recorren una maravilla de nuestro cuerpo llamada CEREBRO, que no es sino otra parte, tal vez la más importante, de esa gran molécula que somos todos los humanos.
La casualidad química señores, el momento fugaz en el que una serie de elementos primarios se unen para formar un ente pensante. En realidad pocas diferencias hay entre nosotros y un pedazo de madera, un anillo de oro o una gota de agua. Tan sólo la complejidad, y por supuesto la casualidad, pero para el cómputo global del planeta y del universo no somos más que materia y energía.
Soñad entonces conmigo. Soñad. Soñad. Soñad.
¿Puede pensar la energía?
¿Necesitamos un cuerpo, una cárcel de carne, para poder tener identidad y conciencia?
Imaginad una conciencia, la primera conciencia, la SUPRACONCIENCIA, que logre liberarse de la carne mortal y deje de VIVIR, para SER.
Imaginad el rayo de energía más bello del universo, un rayo pensante, consciente, eterno. La energía jamás muere, la carne en cambio sí. Si estos es cierto, y sabe Dios que lo es, ¿qué cojones hacemos adorando, cuidando, mimando y avasallándonos ante lo único que nos impide ser eternos, ante lo único que nos impide viajar más allá de los confines del saber humano, para descubrir al fin de dónde viene esta maravilla llamada conciencia?
Seamos dioses, seamos eternos. Quiero viajar a las estrellas, fundirme con una nube cósmica y ver con unos ojos inexistentes el nacimiento de una estrella. Quiero formar parte de los tornados de Júpiter, y morir junto con alguna supernova, para ser luego nebulosa y alumbrar planetas con un grito de puro calor atómico.
Quiero encontrar la salida, pero debéis ayudarme.
En cada una de ellas se mueven una, dos, tres figuras indeterminadas, pues la distancia no me deja distinguir si son hombres o mujeres, si son niños o ancianos. Me basta con saber que son seres vivos, y sé que lo son porque se mueven y viven.
Moverse y vivir. Moverse y vivir. Moverse y vivir. Triste aspiración para unos seres que inventaron el tiempo y el lenguaje, nuestros ancestros hicieron todo el trabajo sucio y ahora nos hemos apoltronado en la comodidad del Fin de la Evolución.

COLMENA COLMENA COLMENA COLMENA
Adorad a la colmena, es el único mundo que conocéis.
A diario veo vivir a mucha gente, pero hace tiempo que dejé de verme, de verlos, como seres humanos. Son moléculas, muy complejas eso sí, que reaccionan químicamente, constantemente, durante el día y durante la noche. Por cierto, ¿sabíais que según los cánones lingüísticos el uso excesivo de adverbios terminados en mente es signo de mediocridad expresiva?
He aquí una pequeña macromolécula inteligente. Pues como esta, millones.

Sí, ya sé que OSLAFO. Yo también, pero no es el tema.
A menudo me encuentro con macromoléculas convencidas de que la vida debe vivirse, pues no cabe esperar más una vez que nos aventuramos en la laguna Estigia. Saben, o al menos han leído por ahí, que la única razón por la que somos radica en descargas eléctricas que recorren una maravilla de nuestro cuerpo llamada CEREBRO, que no es sino otra parte, tal vez la más importante, de esa gran molécula que somos todos los humanos.
La casualidad química señores, el momento fugaz en el que una serie de elementos primarios se unen para formar un ente pensante. En realidad pocas diferencias hay entre nosotros y un pedazo de madera, un anillo de oro o una gota de agua. Tan sólo la complejidad, y por supuesto la casualidad, pero para el cómputo global del planeta y del universo no somos más que materia y energía.
Soñad entonces conmigo. Soñad. Soñad. Soñad.
¿Puede pensar la energía?

¿Necesitamos un cuerpo, una cárcel de carne, para poder tener identidad y conciencia?
Imaginad una conciencia, la primera conciencia, la SUPRACONCIENCIA, que logre liberarse de la carne mortal y deje de VIVIR, para SER.
Imaginad el rayo de energía más bello del universo, un rayo pensante, consciente, eterno. La energía jamás muere, la carne en cambio sí. Si estos es cierto, y sabe Dios que lo es, ¿qué cojones hacemos adorando, cuidando, mimando y avasallándonos ante lo único que nos impide ser eternos, ante lo único que nos impide viajar más allá de los confines del saber humano, para descubrir al fin de dónde viene esta maravilla llamada conciencia?
Seamos dioses, seamos eternos. Quiero viajar a las estrellas, fundirme con una nube cósmica y ver con unos ojos inexistentes el nacimiento de una estrella. Quiero formar parte de los tornados de Júpiter, y morir junto con alguna supernova, para ser luego nebulosa y alumbrar planetas con un grito de puro calor atómico.
Quiero encontrar la salida, pero debéis ayudarme.