Como usted, aparte de un hijo de puta, es un paleto que no lee y no viaja, no se ha pasado por Rizal Park, en el corazón de Manila. Allí, la estatua del héroe nacional fusilado por los españoles tras sacarlo de la guerra de Cuba, en donde asistía como médico a los heridos hispanos, está rodeado de paneles-resumen de la historia filipina, todos absolutamente centrados en la represión española y los héroes filipinos que le hicieron frente, desde Lapu-Lapu, que mató a Magallanes hasta la Independencia. Sin una sola referencia a una supuesta represión yanki, porque, frente a la desidia colonial española, les dieron carreteras, infraestructuras y escuelas. Por eso todos hablan hoy inglés, y ninguno español.
Usted dedíquese a hablar de los montes, los gorrinos y la huerta, que no ha abierto un libro de historia en su puta vida. Y si me equivoco, muéstrenos esos cientos de testimonios de arrepentidos de la independencia de sus países, aparte de ese caso puntual.