Venus, explicarte la problemática y la realidad que sufría en el centro de trabajo es algo complicado, lo que puedo es darte una señal.
A ese puticlú que yo frecuento, ya lo conocí por primera vez a mediados de los años 90 con un compañero que empezé a salir con él y putear juntos, pero la cosa terminó mal.
Con decirte que un día me dijeron que ese tío había cogido un palo pa pegar en la cabeza a un jefe de otro departamento. Se veía que no le gustaba trabajar mucho y le costaba esfuerzo currar. Aprobó las oposiciones (se rumorea por enchufe) y se jubiló después a los 3 años.
Posteriormente, sobre el año 2004 vino trasladado al centro de trabajo un tipo algo macarril de Vallecas, que nada más el primer día ya me cayó muy, muy mal. Al terminar esa misma jornada laboral sobre las 9 de la noche, le esperé en la puerta para hablarle claro y decirle cuatro cosas, pero como se retrasaba y no aparecía, al final desistí de la idea. Quizás no tenía que haberlo hecho pero pasaba de rencillas y enfrentamientos ahí.
Hay cosas que haría de forma distinta si hubiera predicho algunas cosas que han sucedido y la gente con la que he tratado.
Sobre la chinita, pues digo lo típico. Que todas llevan una especie de ESCUDO PROTECTOR. Es decir, algunas mujeres pueden tolerar un diálogo ligeramente entretenido con un tío, pero cuando ya se dan cuenta de que él desea ENROLLARSE y hay más conversación, entonces inventarán alguna excusa para irse y darse el piro.
Especialmente si no eres guapo.
El diálogo con ella en se podría interpretar así:
Yo: hola, where are you from?, cómo te llamas?.
Ella: Mira, no voy a tener sexo contigo.