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La banalidad de los días es reconfortante. Preocuparse por los programas de corazón o por el fútbol es síntoma de que en tu vida no acontecen desastrosas calamidades. Y te quejas por el precio del pan, porque es el único gasto al que has de hacer frente. Afortunado de tí, que te preocupa el descenso de tu densidad capilar.
El motivo de tu insomnio suele ser el ruido que hace el vecino. Te despiertas cuando suena el despertador, sin sobresaltos tempraneros a las 6 de la mañana. Aunque necio, te envidio. Tus desvelos serían mi paz.
No descanso, no puedo comer, el estómago se me cierra y lo poco que ingiero se remueve en un bucle infinito.
No me siento persona. Prófuga del mundo, extranjera en mi propia ciudad. Vago por las calles sin rumbo, sin saber quien soy. Nadie me conoce, nadie sabe mi nombre. Desde hace una semana, me siento como si no tuviera identidad.
Eeso te pasa por ponerle los cuernos a tu novio repetidas veces, ponerle la webcam a foreros para que vean como te haces dedos y no solo eso, si no que cada vez que te llaman puta mientras te clavas los dedos hasta el fondo de tus entrañas te excitas más.
La banalidad de los días es reconfortante. Preocuparse por los programas de corazón o por el fútbol es síntoma de que en tu vida no acontecen desastrosas calamidades. Y te quejas por el precio del pan, porque es el único gasto al que has de hacer frente. Afortunado de tí, que te preocupa el descenso de tu densidad capilar.
El motivo de tu insomnio suele ser el ruido que hace el vecino. Te despiertas cuando suena el despertador, sin sobresaltos tempraneros a las 6 de la mañana. Aunque necio, te envidio. Tus desvelos serían mi paz.
No descanso, no puedo comer, el estómago se me cierra y lo poco que ingiero se remueve en un bucle infinito.
No me siento persona. Prófuga del mundo, extranjera en mi propia ciudad. Vago por las calles sin rumbo, sin saber quien soy. Nadie me conoce, nadie sabe mi nombre. Desde hace una semana, me siento como si no tuviera identidad.
Ostias freni, la fundita para el movil ya me parecía suficiente, pero cuando sacaste el lápiz ese con la estrella rosa casi me muero de la risa. ¿Estás en la habitación de tu hermana pequeña?
No me siento persona. Prófuga del mundo, extranjera en mi propia ciudad. Vago por las calles sin rumbo, sin saber quien soy. Nadie me conoce, nadie sabe mi nombre. Desde hace una semana, me siento como si no tuviera identidad.
Ostias freni, la fundita para el movil ya me parecía suficiente, pero cuando sacaste el lápiz ese con la estrella rosa casi me muero de la risa. ¿Estás en la habitación de tu hermana pequeña?