Ah, los funcionarios… Esta semana perdí toda una mañana intentando buscar el teléfono de Hacienda para no residentes en Madrid. Imposible. Antes tenía uno que funcionaba e incluso sabía el nombre de la funcionaria que tramitaba mi expediente. Por fin conseguí un mail genérico que a saber si lo contestarán o no. Mi sensación al trabajar con la administración es que, en algunos casos, lo ponen cada vez más difícil.
Puede que eso no sea cosa del funcionario. Quizás es cosa del político de turno y de las leyes que regulan la relación entre administración y administrado.
Y aquí, en hacienda del estado en Riveira, sólo atienden previa cita, incluso para preguntar alguna duda. Fui un día sin cita y en la planta baja sólo estaban dos guardias de seguridad. No había nadie más... nadie. Ni un funcionario para atender dudas o quejas.
En estos casos siguen con el COVID, mientras los demás trabajamos y acudimos a nuestros centros de trabajo.
Otro ejemplo; para tramitar un permiso de corta para leña, para el consumo de tu vivienda, lo tienes que hacer a través de internet. Da igual que te persones en el distrito forestal y pidas un formulario en papel.... no, se hace online. El paisano que gasta leña, de un lugar a media hora del distrito, media de edad de 70 tacos… ahí lo ves acudiendo a oficinas a que le tramiten el tema. Apoyando el rural dicen.... dándole la puntilla.
Al funcionario normal se le aparecido la virgen con la pandemia. Lo peor de su trabajo era “el público”. La culpa es de los políticos, por llamarme así, público, en vez de contribuyente. Por cita todo va controlado y con ritmo lento, a su gusto.